Para el caminante extraviado, la frontera es desierto, oscuridad y frío; precaución para quien se acerca acompañado y terror para quien la cruza solitario. Pero hay diversas fronteras. No todo es desolación y persecución. No todo es deshidratación y muerte. Fronteras hay también de vida. Son luminosas fronteras. Que no se imponen ni amenazan. Fronteras que acogen y no aterran. Fronteras que se han vuelto puentes. Fronteras que se emocionan al ser cruzadas. Espacios abiertos de reconocimiento. Porque llevan al encuentro de los que no son ni piensan como nosotros. ¿Puede haber límites para nuestra expresión auténtica? Las fronteras se trascienden en la entrega mutua. Las barreras se derrumban al manifestar quiénes somos, al escuchar con sinceridad al que veíamos como extraño. No quiero ser hielo ni oscuridad, No puedo ser aridez para quien anda errante. Deseo ser luz cálida para la extranjera, agua fresca para el cam
"Si esperas a sanar tus heridas y estar bien contigo mismo para después amar y servir, no alcanzarás la mayor plenitud humana, la que resulta de dar-te a los demás desde un amor profundo y un servicio alegre" @Lalovixi