" Siempre se ha dicho que Dios está en todas partes y es verdad: en la naturaleza y en la ciudad, en la montaña y en el mar, en las personas y en la historia. Pero su presencia no es evidente, son precisos ojos para ver y oídos para escuchar. Podemos ver y escuchar las chispas de gloria, bondad y belleza de Dios en la ciudad, porque allí habitan miles y m 1 les de hermanos y hermanas. Allí sufren, ríen y lloran, allí se organizan, luchan, trabajan, nacen y mueren. En la ciudad se manifiestan los prodigios técnicos, las bellezas culturales, los actos solidarios y a la vez las injusticias, los desengaños y el sufrimiento. Allí están el hombre y la mujer como especial reflejo del Dios de la historia en su belleza y en su sufrimiento, en su marginación en los pobres, los ancianos solos, los drogadictos, las prostitutas, los sin techo, los emigrantes. La experiencia de la cruz y de la resurrección del Señor se nos hace presente en una gran cantidad de situaciones que vivimos cada d...