* Por: Antonio González www.conoZe.com * 12.VI.2007 Hay momentos de nuestra vida en los que, por muchas y variadas circunstancias, nos brota un deseo íntimo de querer superarnos. Es algo magnífico, pues puede convertirse en el principio de una nueva vida. Y digo «puede», porque este entusiasmo por sí solo no constituye ninguna garantía de que a partir de él vayamos a tomar las cosas con más seriedad. Cuando regresemos a nuestro hogar y volvamos a convivir con nuestros familiares; cuando nos encontremos en la rutina diaria de nuestro trabajo, puede ocurrir que continuemos siendo los mismos de antes, desganados para el trabajo, descontentos y quejándonos por todo. En estos casos, veremos que nuestro entusiasmo era vacío. Pero si nos dominamos y nos esforzamos por conducirnos amablemente con los que conviven en la casa; superamos nuestro mal humor; nos esforzamos por ser mejores compañeros, entonces ya hemos puesto a prueba nuestro verdadero entusiasmo. La realidad de la vida es la pied...
"Si esperas a sanar tus heridas y estar bien contigo mismo para después amar y servir, no alcanzarás la mayor plenitud humana, la que resulta de dar-te a los demás desde un amor profundo y un servicio alegre" @Lalovixi