Por María González Gómez. Guadalajara, Jalisco. Abril de 2013 Regresas de viaje y no te sientes en casa, tu anterior paradero tampoco lo era, viajero con rumbo fijo, misionero con itinerario. Muere el espíritu aventurero, dónde quedó la novedad y la mochila que hace de antiguo ropero, un par de botas y un mapa sin ruta. No sientes pertenencia en tus rumbos, la gente que te reconoce en la calle ya no te es más familiar; has dormido al intemperie y ahora el techo te sofoca y las paredes aprisionan. Sin lugar, porque todo elogio de victoria desmerece, la conquista no es como la pintan: no hay orgullo ni ganancia, fue tan sólo un tiempo compartido, una historia llena de individuos que, como muchas otras, así, pasó de improvisto. Ahora añoras el cielo limpio, aunque lo sigues mirando, aquel era distinto y lo sabes; nunca fue tuyo pero, algo en ti se sentía de él. No más sorpresas por la mañana, aquí el detalle se acaba, hoy sabes que sigue, pues ayer se te anun...
"Si esperas a sanar tus heridas y estar bien contigo mismo para después amar y servir, no alcanzarás la mayor plenitud humana, la que resulta de dar-te a los demás desde un amor profundo y un servicio alegre" @Lalovixi