Observándome y observando a otros y a otras, he caído en la cuenta de que el ÉXITO es un concepto que tenemos que extirpar del mundo actual. El ÉXITO es uno de los factores, yo diría que el más importante hoy en día, que nos hace ser seres estresados, ansiosos y competitivos; el ÉXITO es un producto maligno que es necesario desterrar de nuestra realidad. Es un criterio de validez económico(ganancia-perdida) que lo único que fomenta es el individualismo, hace de los humanos mercancías de uso, desecho y moda, genera seres cada vez más ensimismados y solos, además dificulta enormemente el asumir esa experiencia tan humana que llamamos SOLEDAD. El exitoso se convierte sin darse cuenta en objeto de envidia, de persecución, y de un bonito objeto de colección de algunos de sus “amigos”.
Es por eso que este año he decido ser un fracasado. Para eso tendré que aprender a fracasar y deberé pasar por varias experiencias de fracaso (que en realidad no son tan ajenas a mi historia), será toda una escuela. Sin duda, el fracaso me está esperando a la vuelta de la esquina, es tan común y ordinario que por eso nos cae tan mal. Nos hace ser tan iguales a los seres humanos que por nuestro afán de sobresalir le hemos declaro la guerra y hemos invertido, libros y libros y tiempo y esfuerzos para prepararnos contra el fracaso, pero hoy esto se acabo. Hoy la historia nos reclama ser seres fracasados, es decir asumir que somos libres. No pasa nada, es parte de la realidad intrínseca del ser humano, de su estructura psico-orgánica.
Si supiéramos las ventajas del fracaso dejaríamos de perseguir con tanta ansiedad el tan disputado éxito. He aquí algunas de las ventajas de ser un fracasado: el fracaso nos hace concientes de que no somos los “todopoderosos” que un día pensamos que éramos, nos pone en nuestro lugar de seres abiertos y desprogramados, nos recuerda nuestra realidad: somos seres libres y por lo tanto sujetos a cometer errores todos los días. El fracaso nos abre a experiencias de reconciliación con los que amamos, con nuestros vecinos, con la sociedad que nos rodea y sobretodo con nosotros mismos. El fracaso cuando es asumido, nos libera de las falsas imágenes que teníamos sobre nosotros mismos y nos capacita para construirnos de manera distinta, siempre nueva, siempre original.
El aprender del fracaso y saberse fracasado te capacita para ser misericordioso con los otros que a tu alrededor fracasan. Dejamos de juzgar a nuestros semejantes y nos sentimos más cercanos, más iguales. La experiencia del fracaso es una experiencia que hermana y construye comunidad, y sobre todo nos hace conscientes de que toda la raza humana está hecha de la misma pasta.
El criterio ahora será únicamente TRATAR DE AMAR, tratar de construir el amor y de reconocer que ya estamos en él. Ese será el único criterio válido de ahora en adelante. ¿Qué estoy entendiendo por amor? El amor en términos cristianos. El amor como acto que me realiza como ser humano y que me ubica como servidor del otro. El amor entendido como la actitud que me hace ser una persona que busca que el OTRO se realice, sea feliz. Así el amor es un hecho que me abre a la experiencia de la felicidad. El matiz será el intentarlo, intentar amar, esa será la consigna, dada nuestra realidad inclinada a cometer errores una y otra vez, es muy probable que lo que yo llamé amor, termine siendo un mero fracaso de eso que quería realizar, por lo tanto la actitud de “tratar” una y otra vez será indispensable en este camino.
El fracaso pues, es sólo un momento del proceso del amor. El fracaso no será fin sino medio para alcanzar y dejarnos alcanzar por el amor.
Seamos pues, unos fracasados tratando de amar. Esa actitud en la vida nos hará seres más felices, más plenos, menos estresados y ansiosos, menos individualistas y más comunitarios, hermanos y relajados. Viva el fracaso, viva el club de los que fracasan intentando amar. Fracasemos este año intentando amar; luchando por la justicia y por la paz.
Luis Orlando Pérez Jiménez,S.J.
En Puente Grande, Jalisco,México, a los 9 días del mes de enero del 2011
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