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Mostrando entradas de 2014

"Ser cristianos contra corriente" - José Ignacio Gonzáles Faus SJ en México

“La raíz de todos los males es la pasión por el dinero”   Carta de Pablo a los Efesios  Notas de la Conferencia dictada en el marco de la fiesta de Miguel Agustín Pro SJ.   Parroquia de la Sagrada Familia, Colonia Roma, D.F.  19 de noviembre de 2014.  En tiempos de Adam Smith existía un mercado de rostros visibles. En efecto, el mercado se autorregulaba de algún modo, pero el contacto entre comprador y vendedor era directo. Los compradores y vendedores se conocían, vivían en el mismo barrio o pueblo. En la actualidad vivimos en un mercado de rostros invisibles. Los productores no conocen a los consumidores. Se ha priorizado la obtención de lucro sobre el bien común.  En su obra “El interés, el empleo y el dinero”, Keynes menciona los dos defectos principales de la economía de mercado:  1) El libre mercado es incapaz de crear puestos de trabajo suficientes.  2) El libre mercado crea diferencias entre las personas.  En el sistema económico hegemónico el val

Grito en Septiembre: ¿Por qué gritamos?

Gritamos nuestro sentimiento de impotencia, gritamos nuestro dolor al ver a nuestra sociedad fragmentada y a miles de ciudadanos desorientados, gritamos la denuncia de las injusticias que afectan a millones de mexicanas y mexicanos en todo el territorio nacional. Pobreza, exclusión, discriminación, desempleo, salarios de hambre, feminicidios, migración, secuestros, extorsiones, robos y otras múltiples violencias. No debemos olvidar que muchas de éstas injusticias están sostenidas por la ambición de una gran parte de los miembros de nuestra clase política que, en vez de velar por el bien común, se dedican a ver por sus intereses particulares o de sus partidos políticos. Otros males que aquejan a nuestras familias proceden de lo que se ha denominado "La delincuencia organizada", pero ¿qué es la delincuencia organizada? Puede sonar algo abstracto, entremos a los concretos: la delincuencia organizada son personas como tú y como yo, que han sufrido carencias,  como tú

Trinidad omnipresente

Somos carne que siente por la sangre que ebulle en su interior. Somos cuerpo que percibe los impulsos del instinto y la pasión. No es la razón la que manda al deseo, sino el deseo que gobierna a la razón. ¡Nos creemos tan libres!, ¡nos sentimos tan fuertes!… Pero pronto volvemos a sabernos animales. Nuestra carne, inhabitada de afectos, se manifiesta como soberana de la vida. Nuestra carne, alimentada por pasiones, reclama su primacía y desplaza a la razón soberbia. Nuestra sangre corre como el agua más diáfana que desciende de las montañas cual torrente imparable; como río que erosiona la tierra y arrastra las piedras de nuestra inteligencia racional. Nuestros cuerpos, débiles y fuertes, lo han vivido, lo han agradecido y padecido. Carne propia y ajena que vuela hasta su nido, que regresa a su origen. Sangre ardiente en las moradas del generoso y del mezquino. Cuerpo-amigo-eterno, Carne-alimento-amable, San

Experiencia de Dios y religión

La religión es el núcleo de la cultura. La experiencia de Dios es el núcleo de la religión. No hay cultura sin religión. No hay religión sin actos religiosos. Los paradigmas contenidos existenciales densos no discursivos se transmiten a través de los actos religiosos. La experiencia de Dios es el núcleo de identidad de la religión y de la cultura. La experiencia de Dios como contacto con lo real. Raíz indoeuropea sak “conferir existencia”, “hacer que algo llegue a ser real” (Melloni, Lo uno y lo múltiple) Del vocalo sak vienen palabras como sagrado, sacrificio, sacerdote, santo, etc. Una experiencia de Dios se vuelve la experiencia fundante de una tradición religiosa. Se vive como una “revelación”, la irrupción de algo (Alguien) que inicialmente no era obvio y que de pronto se volvió perceptible, inteligible, referente último y definitivo. La experiencia religiosa implica a una persona que la ha vivido: el místico fundador. Significa ser liberado de la angustia de

Destrucción de la cultura, devastación de la vida comunitaria.

 “Desde la guerra de independencia, México no construyó un país basado en sus dos grandes tradiciones: el cristianismo y la pluralidad indígena, sino a partir de los modelos liberales europeos y norteamericanos [1] . Las refinadas culturas sociales que pusieron en práctica Quiroga, en Michoacán, fray Pedro Lorenzo de la Nada, en Chiapas (obra continuada contra corriente por Samuel Ruiz) se desdeñaron, y en su lugar se impusieron los diseños sociales y económicos importados de Norteamérica y de una Europa que había aceptado la barbarie del industrialismo y del expansionismo comercial. Lentamente, México se fue convirtiendo en un mundo donde el dinero, el desarrollo económico y el poder fueron el fundamento de su realidad: el pillaje y la corrupción contra la honestidad; el desarrollo industrial y su poder contra la cultura y los valores de la vida comunitaria; el acaparamiento indiscriminado de riquezas contra la sencillez de lo humano y sus límites; la prepotencia contra la humildad;

Pedro el pescador, movido por el Amor.

Jocotepec, Jalisco / 18 de enero de 2014 Lo encontré al cuarto para las ocho. Bajó de su barca con dos botes repletos de pescados. Una mujer se acercó a él y le ayudó a cargar los frutos de su esfuerzo. Me di cuenta de que el hombre ya era mayor, cuando lo vi caminando con lentitud, algo jorobado y ayudado de un bastón. La mujer tomó los dos botes y empezaron a caminar. A unos doscientos metros de la orilla del lago la mujer y el hombre se detuvieron. Entonces el viejo tomó uno de los botes del piso y comenzó a caminar con dificultad. La mujer cargaba un bote y el pescador cargaba otro. Caminaban cincuenta metros y descansaban. Al llegar a la plaza con piso de cemento la mujer volvió a cargar con los dos botes. Pensé en que podía ayudarlos para llevar los pescados hasta el camino. Los abordé después de que habían avanzado casi cuatrocientos metros desde la orilla del lago. Por fin me animé, los alcancé en un descanso que hacían. El pescador estaba sentado en una banca y la m

Morir en clave maya

Por Jorge Alberto Ramos Guerrero* De madrugada, los ojos salados de sueño, captan imágenes profundamente intensas, pero sobre todo es la entraña la que se conmueve ante lo que veo: Tras el pabellón, una familia experimenta entre las penumbras de la luz matinal la lucha de una niña. Atado a un rebozo, el hermanito menor de apenas un año y medio es abrazado por María, la madre,  que dé pie permanece; con una dignidad de una mujer de años, ha vivido la densidad del tiempo en estos últimos días. Esta joven madre le abraza. Su falda tzeltal típica de líneas de listones de colores y unas sandalias de plástico, aun a pesar de que la mañana es fría, habla de su originario maya. Reynaldo el padre, llora calladamente; Se acerca a la niña, le frota sus manos y sus pies en ejercicio de rehabilitación indicado previamente mientras de cuando en cuando voltea como buscando aprobación, ¿lo hago bien? Como cuestionando con su mirada enrojecida de llanto. Tres adultos familiares y una sobrini