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Actitudes para una espiritualidad liberadora

1. La Lucidez crítica.
 Una actitud crítica “total” frente a supuestos valores, medios de comunicación, consumo, estructuras, tratados, leyes, códigos, conformismo, rutina...
 Una actitud de alerta, insobornable.
 La pasión por la verdad.

2. La gratitud admirada, deslumbrada.
 La gratitud contemplativa, abierta a la trascendencia y acogedora del Espíritu. La gratitud de la fe, la vivencia de la Gracia. Vivir en estado de oración.
 La capacidad de asombrarse, de descubrir, de agradecer.
 Amanecer cada día.
 La humildad y la ternura de la infancia evangélica.
 El perdón mayor, sin mezquindades y sin servilismos.

3. La libertad desinteresada.
 Ser pobres para ser libres frente a los poderes y las seducciones.
 La libre austeridad de los que peregrinan siempre.
 Una morigerada vida de combate.
 La libertad total de los que están dispuestos a morir por el Reino.

4. La creatividad en fiesta.
 La creatividad intuitiva, desembarazada, humorada, lúdica, artística.
 Vivir en estado de alegría, de poesía, de ecología.
 La afirmación de la autoctonía.
 Sin repeticiones, sin esquematismos, sin dependencias.

5. La conflictividad asumida como militancia.
 La pasión por la justicia, en espíritu de lucha, por la verdadera paz.
 La terquedad insaciable.
 La denuncia profética.
 La política, como misión y como servicio.
 Estar siempre definido, ideológica y vivencialmente, del lado de los más pobres.
 La revolución diaria.

6. La fraternidad igualitaria.
 O la igualdad fraterna.
 El ecumenismo, por encima de las razas y de edades y de sexos y de credos.
 Conjugar la más generosa comunión con la salvaguardia de la propia identidad étnica, cultural y personal.
 La socialización, sin privilegios.
 La real superación, económica y social de las clases que están ahí, en orden al surgimiento de la sola clase humana.

7. El testimonio coherente.
 Ser lo que se es. Hablar lo que se cree. Creer lo que se predica. Vivir lo que se proclama. Hasta las últimas consecuencias y en las menudencias diarias.
 La disposición habitual para el testimonio del martirio.

8. La esperanza utópica.
 La esperanza creíble de los testigos y constructores de la resurrección y del Reino.
 Se trata de utopía, la utopía del evangelio. El hombre nuevo no vive sólo de pan; vive de pan y de utopía.


Pere, Casaldáliga, Obispo.

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