TRES FALLECIDOS EN UNA
SEMANA – 25 de noviembre de 2015
Me tocó celebrar las exequias de tres
hombres en esta semana. Las causas de fallecimiento son de las más comunes en
estos municipios de la zona oriente del Estado de México (Chalco): Balazo por
robo, cirrosis hepática y diabetes.
1.-
Una mujer joven (entre 25 y 35) pierde a su esposo de cuarenta y tantos años,
asesinado por poner resistencia en un robo. Lo único que ella sabe es que él
andaba en su bicicleta y que le llamaron de la policía de Valle de Chalco para
ir a reconocer el cuerpo de su hombre. Se quedan la viuda y sus dos hijas, de 5
y 2 años. Un hijo más grande, quizá de una primera pareja, se mantiene de pie
junto al ataúd, con los ojos hinchados de llorar. Las hermanas del difunto
lloran profusamente. Sobre todo la mayor, la que más convivió con él. Dice que
él las aconsejaba y procuraba que no cometieran errores porque cargarían con
las consecuencias. “Él cometió errores, y no quería que nosotros sufriéramos
por pasar lo que él pasó” Otra de las hermanas recuerda que a su hermano le
gustaba mucho ir al monte. “Era donde él se sentía libre”. La madre del difunto
es pastora. Lleva a pastar a sus ovejas dos o tres veces por semana al jardín
que está a un costado de nuestra comunidad. La madre está deshecha, tanto o más
que la esposa. El padre del difunto, con el rostro endurecido, se traga el
llanto y el dolor.
2.-
Varios niños (sobrinos) lloran mientras postrado en la cama un hombre se
aprieta la zona del vientre bajo en posición fetal. Ha pasado toda la noche
vomitando sangre, incluso con pedazos de carne. Su pareja me dice que él ya no
quiere ir al hospital, ya le han desahuciado y solo queda esperar su muerte.
Hacemos oración en familia. Le tocó la frente. Está empapado en sudor. – Si te
arrepientes de tus faltas aprieta mi mano. Siento la presión. Después de la
oración comunitaria le pongo agua bendita, le unjo el aceite para enfermos y
moribundos, le impongo las manos. Dios le habla palabras de consuelo. Le ha
perdonado todo. El hombre pide ver a los hijos que tuvo con su primera esposa,
ellos no llegan, él está en agonía… A esta hora pienso que ya va camino a la
Casa Grande de Nuestro Padre.
3.-
La diabetes y sus secuelas cobra la vida de un septuagenario al que hace tres o
cuatro meses le amputaron la pierna. La esposa está tranquila, los hijos se
perciben más conmovidos y sus ojos denotan el dolor de la pérdida. Varios
familiares y amigos comparten anécdotas del difunto. La ahijada dice que su
padrino siempre la trató muy bien. Un nieto comparte que su abuelo lo inició en
la música, su mundo actual. Uno de los hijos dice que su padre siempre recibió
a todos sus sobrinos en su casa, que nunca les cerró las puertas a nadie,
porque no quería que nadie pasara lo que él pasó de niño. Una hermana recuerda
que cantaba con él y otra hermana, y que su hermano tocaba guitarra y violín.
Un hijo que vive en Estados Unidos mandó contratar mariachi para el velorio,
antes de llevarse el cuerpo de su padre al panteón. El mariachi llega y le
cantan sus canciones preferidas. Escucho, contemplo, abrazo y soy abrazado,
mientras ellas y ellos lloran.
Violencia
en las calles, diabetes, alcoholismo. Por eso murieron tres hombres, cientos de
personas, acá en Chalco, Estado de México. Señor, acompaña a sus familias en su
dolor.
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