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Marcha contra el cambio climático en Santiago de Chile.


“No somos Dios, la tierra nos precede y nos ha sido dada”(Laudato Si, no. 15)

Testimonio marcha masiva por el cambio climático y el cuidado del medio ambiente.

Nací en 1978. Recuerdo que en 2007, cuando era prenovicio en “Plátano y Cacao”, fui a las oficinas gubernamentales que velaban por el medio ambiente en (Villahermosa, Tabasco) mientras colaboraba en el Centro de Derechos Humanos de Tabasco (CODEHUTAB) encabezado en ese entonces por nuestro hermano Jesús Maldonado SJ. Estábamos en el contexto de una inundación que dejó al 80% del estado bajo el agua[1]. En ese momento uno de los funcionarios me dio un dato que no olvidaré: las políticas desarrollistas y los programas de monocultivo y la ganadería extensiva que se implementaron en los 70 y 80 había terminado con el 70% de las selvas y bosques del estado de Tabasco. Recientemente han salido estudios que dicen que, en los últimos 40 años han desaparecido el 60% de las especies de fauna del planeta. Me da vergüenza reconocer que cuando nací había animales que los jóvenes que nacieron en el 2000 -y los niños y niñas que nacerán durante este siglo- no conocerán jamás. 

 “Hola, soy Martín, tengo 21 años y cuando cumpla 28 habrá tres veces más plástico en el océano”, “Soy Cami, Torres, tengo 20, y cuando tenga 28 habrán desparecido un cuarto de todas las tierras cultivables del mundo”, “Hola, soy Iván, y para cuando tenga 58 el mar inundará tierras equivalentes al área de Chile”, “Cuando decidas venir a la marcha en el 2020 ya habrán muerto 150,000 nuevas personas por el cambio climático”, decían los carteles que portaban varios universitarios – con los ojos vendados - en la entrada del campus San Joaquín de la Universidad Católica de Chile, para incentivar la participación en la marcha por el cambio climático y el medio ambiente. 


A continuación comparto mi experiencia en la marcha a favor del medio ambiente de Santiago de Chile del pasado 14 de Marzo de 2019. 

Estoy en las afueras del metro Baquedano, a una cuadra del Río Mapocho, que está más seco que nunca. He venido pedaleando por todo Vicuña Mackenna desde San Joaquín donde está nuestra comunidad jesuita de estudiantes de teología (Centro interprovincial de formación, alías CIF). Durante el camino vi a una chica en bicicleta que venía muy disfrazada, con un tambor a sus espaldas; también pasaron dos o tres varones en sus bicis, y muchas y muchos otros escolares, caminaban por las banquetas hacia el punto de salida con fuerza y vitalidad contagiosas. 

Hemos llegado desde casi todas las comunas del gran Santiago. Contemplo la alegría y la fraternidad en los rostros jóvenes. Muchas personas van pintadas. Muchos están preparando su intervención. Varios tambores se escuchan al fondo. Me encuentro con varios hermanos de la facultad de Teología. Somos unos 10 tal vez, varios jesuitas, dos hermanos de la congregación de la Virgen de Schöenstatt, diocesanos, verbitas, etc. Hemos querido hacer presencia y acompañar la marcha de los que quieren hacer frente a la crisis socioambiental que nos afecta a todos, pero especialmente a los pobres (Cf. Laudato Si).

Hemos comenzado a caminar… me detengo para grabar un poco de la salida y voy viendo todo tipo de carteles, letreros y anuncios.  La mayoría de los carteles son de cartón y están pintados con plumones, pero hay también algunos mucho más elaborados, creaciones muy originales a base de pinturas y una variedad de colores. 
Me sorprende, entre otras cosas, la creatividad de unas mujeres que llevan botes de basura con rueditas como tambores. Ellas van seguras, alegres, compartiendo con sus pares. Imagino que tal vez una tercera parte de las mujeres de esta marcha estuvieron marchando hace 8 días en el día internacional de las mujeres. Sororidad, compromiso, concientización… me arriesgo a decir que ellas son una mayoría de los marchantes. Son un signo potente de la conexión profunda que tienen con la . Hay chicas y chicos pintados y disfrazados caracterizando árboles, nubes, de ríos, abejas!

Me llama la atención ver estudiantes con uniforme de colegio, son miles de menores de edad. Su presencia y compromiso me alegra y me llena de esperanza. Estimo que el 80 por ciento de los que marchamos hoy son personas jóvenes entre 15 y 35 años. El 20% restante somos mayores de 35. Espero que estos jóvenes que hoy marchan no dejen de luchar por una sociedad que cuide mejor que mi generación al planeta y sus recursos naturales.

Carteles y pancartas dicen:

“Hay más plástico que sentido común” 
“Por culpa de tu indiferencia, al mundo se le acaba la paciencia”, “No más zonas de sacrificio”, 
“El cambio climático es inminente”, 
“Ni un grado más, ni una especie menos”, 
“Scouts unidos por un mundo mejor”, 
“Salvaje no es quien vive en la naturaleza, salvaje es quien la destruye”,  
“Muerto el último árbol, muerto el humano”, 
“GO Vegan” = “Házte vegano”[2],
“Si la civilización quiere sobrevivir, debe vivir del interés de la Naturaleza, no del capital”, 
“¿Para qué estudiar para un futuro que no va a existir?”, 
“El cambio está en tus manos, el cambio está en tus pies, el cambio es para ahora y no para después”, 
“Actúen como si su casa estuviera en llamas, porque lo está”
“No TPP, puedes engañar a los votantes pero no al planeta”
“La tierra no es nuestra, nosotros somos de la tierra”, etc.
 
Una de las consignas que mas se escucha gritar es: “El agua es un derecho, no un negocio, tampoco un privilegio”. Otra muy interpeladora dice: 

“¡Señora, Señor, véngase a marchar, para que sus hijos puedan respirar!”. 

Al ver la multitud que expresa el clamor de la Creación, siento una emoción del Espíritu al avanzar en bicicleta, a contraflujo de los manifestantes. 
Una de las frases más potentes (y pesimistas) de las pancartas dice: “¡Resiste tierra!, los humanos pronto nos extinguiremos”. El cartel que más me impacta hasta este momento contiene una de las frases más cortas que he leído hoy: “No existe un planeta B”. Quiero despedirme con dos frases de otros carteles más esperanzadores y propositivos que decían: 




“Hay otras muchas luchas que no ganaremos, al menos superemos ésta”. “Dar una mano a la naturaleza vale mucho y cuesta poco.” Siento que Dios nos está hablando muy fuerte en la sensibilidad de los niños y jóvenes del siglo XXI. Empecemos por cuidar nuestros modos de consumir y desechar (Recicla, reduce, reutiliza).  

Que Dios y la Virgen nos acompañen en este camino de concientización y conversión ecológica al que nos ha llamado el Papa Francisco en su encíclica “Laudato Si”.

Santiago, 16 de marzo de 2019

Eduardo Anaya Sanromán SJ. 


[1]Las causas de la inundación de Tabasco en noviembre de 2007 fueron el exceso de lluvias en Chiapas, un mal manejo de las represas generadoras de electricidad, corrupción de políticos y empresas inmobiliarias, intereses económicos de trasnacionales, etc.
[2]Producir un kilo de carne requiere alrededor de 15,000 litros de agua, mientras que producir un kilo de granos requiere unos 1500 litros de agua.

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