Testimonio Encuentro Nacional
de Comunidades Eclesiales de Base.
Eduardo Anaya Sanromán
Fue mi primer encuentro nacional de Comunidades Eclesiales de Base. En el estuvieron casi 3000 personas reunidas. Inauguración en el Centro de convenciones de Minatitlán. Gran alegría, trajes típicos y bailes regionales de todos los rincones del país. Aquél día desayune rico café con tres conchas buenísimas.
Piel morena, estatura baja, como la gran mayoría de los mexicanos, la muestra representativa de las diferentes etnias de las que provenimos. El corazón abierto, las ganas de experimentar y de compartir. Gente sencilla, pueblo de Dios. Los pobres de México estuvieron reunidos en la Diócesis de Coatzacoalcos. Sonrisas de religiosas, tiernas señoras, caricias de juventud, innumerables ejemplos de vida, mujeres trabajadoras, hombres comprometidos.
Fui secretario del equipo coordinador de núcleo 11. Trabajé con Pedro y Lupita, laicos y con los Padres Jorge, Roberto y Silverio. Las reuniones de evaluación por la noche me recordaban los primeros días de noviembre del año pasado, cuando nos reuníamos los del equipo ERIT tras la inundación. Cansados, pero motivados, queriendo dormir, pero sabiendo que teníamos que trabajar… una lucha personal contra Morfeo… Y todas menos una noche aguante los rounds.
Hicimos un buen equipo, nos escuchamos, nos comprendimos y nos pusimos de acuerdo para trabajar en beneficio de los 125 participantes de nuestro núcleo.
Tomar notas en la lap top, el cañón, las proyecciones, entregar materiales, organizar a las gentes… Secretariar tiene su ciencia y se requiere paciencia.
Al tercer día de haber llegado nos fuimos a las Choapas para una tarde orante. La tarde orante evocaba la multiplicación de los panes. Esa tarde en Las Choapas, tres núcleos reunidos, alrededor de 400 personas. Divididos en 20 grupos. Los de cada grupo sentados en sillas en forma circular. Todos conviviendo sentados bajo los árboles. Y empezó a caer la tarde…
Vi a Dios en una maestra amable, que estaba trabajando en la librería ambulante, que me ayudo con su camioneta para trasladar los paquetes de refrescos. Una mujer completa, ya casada, con dos hijos, buena persona, como todos y todas los que conocí en esa semana.
Conviviendo con tres jóvenes que hubo en el núcleo, ahora amigos y hermanos de Sabu. Crearon un gran cartel que representa los trabajos de nuestro núcleo, la inspiraciones de la semana. El Espíritu Santo que inspira nuestra misión, la palabra de Dios, que ilumina nuestra realidad, económica, política, social y eclesial.
Los elementos centrales en la Espiritualidad de las CEBS son:
1. Caminar a la Luz de la La Palabra de Dios.
2. La presencia constante del Espíritu Santo en la Comunidad.
3. El amor al prójimo que se traduce en solidaridad y servicio alegre.
Tenemos que aplicar reingeniería en nuestras comunidades que hacen la Iglesia. Hemos de trabajar para que cada Parroquia sea Comunidad de comunidades.
El ideal es crear “Comunidades solidarias”, respetando carismas (asociaciones y movimientos eclesiales) pero trabajando articulados, esa es la clave. Intentemos parecernos a los primeros cristianos adaptándonos a la realidad de nuestro mundo.
de Comunidades Eclesiales de Base.
Eduardo Anaya Sanromán
Fue mi primer encuentro nacional de Comunidades Eclesiales de Base. En el estuvieron casi 3000 personas reunidas. Inauguración en el Centro de convenciones de Minatitlán. Gran alegría, trajes típicos y bailes regionales de todos los rincones del país. Aquél día desayune rico café con tres conchas buenísimas.
Piel morena, estatura baja, como la gran mayoría de los mexicanos, la muestra representativa de las diferentes etnias de las que provenimos. El corazón abierto, las ganas de experimentar y de compartir. Gente sencilla, pueblo de Dios. Los pobres de México estuvieron reunidos en la Diócesis de Coatzacoalcos. Sonrisas de religiosas, tiernas señoras, caricias de juventud, innumerables ejemplos de vida, mujeres trabajadoras, hombres comprometidos.
Fui secretario del equipo coordinador de núcleo 11. Trabajé con Pedro y Lupita, laicos y con los Padres Jorge, Roberto y Silverio. Las reuniones de evaluación por la noche me recordaban los primeros días de noviembre del año pasado, cuando nos reuníamos los del equipo ERIT tras la inundación. Cansados, pero motivados, queriendo dormir, pero sabiendo que teníamos que trabajar… una lucha personal contra Morfeo… Y todas menos una noche aguante los rounds.
Hicimos un buen equipo, nos escuchamos, nos comprendimos y nos pusimos de acuerdo para trabajar en beneficio de los 125 participantes de nuestro núcleo.
Tomar notas en la lap top, el cañón, las proyecciones, entregar materiales, organizar a las gentes… Secretariar tiene su ciencia y se requiere paciencia.
Al tercer día de haber llegado nos fuimos a las Choapas para una tarde orante. La tarde orante evocaba la multiplicación de los panes. Esa tarde en Las Choapas, tres núcleos reunidos, alrededor de 400 personas. Divididos en 20 grupos. Los de cada grupo sentados en sillas en forma circular. Todos conviviendo sentados bajo los árboles. Y empezó a caer la tarde…
Vi a Dios en una maestra amable, que estaba trabajando en la librería ambulante, que me ayudo con su camioneta para trasladar los paquetes de refrescos. Una mujer completa, ya casada, con dos hijos, buena persona, como todos y todas los que conocí en esa semana.
Conviviendo con tres jóvenes que hubo en el núcleo, ahora amigos y hermanos de Sabu. Crearon un gran cartel que representa los trabajos de nuestro núcleo, la inspiraciones de la semana. El Espíritu Santo que inspira nuestra misión, la palabra de Dios, que ilumina nuestra realidad, económica, política, social y eclesial.
Los elementos centrales en la Espiritualidad de las CEBS son:
1. Caminar a la Luz de la La Palabra de Dios.
2. La presencia constante del Espíritu Santo en la Comunidad.
3. El amor al prójimo que se traduce en solidaridad y servicio alegre.
Tenemos que aplicar reingeniería en nuestras comunidades que hacen la Iglesia. Hemos de trabajar para que cada Parroquia sea Comunidad de comunidades.
El ideal es crear “Comunidades solidarias”, respetando carismas (asociaciones y movimientos eclesiales) pero trabajando articulados, esa es la clave. Intentemos parecernos a los primeros cristianos adaptándonos a la realidad de nuestro mundo.
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