12 de julio de 2008
Mi querido Lalo:
Me alegra que te gusten y te ayuden mis mensajes. Y que espero que lo estés disfrutando bien con tu hermana y tus sobrinos. Yo de vacaciones, escribiéndote ahora cuando puedo, de un lado para otro, disfrutando de este tremendo calor que a la vez nos agobia y nos llena de vida y de energía. Y es que es verano y se nota por estos pagos. Julio, cuyo nombre se debe a Julio César, que modificó el calendario romano, está haciendo honor a su fama de mes caluroso y plenamente veraniego.
Y en verano, España entera se va de fiesta. Miles de celebraciones festivas de todo tipo inundarán este país de alegría desbordada, a pesar de la crisis económica seria que se nos avecina. Y es que es un rasgo humano, no sólo español, la necesidad de celebrar, y en grupo mejor, y apostar por la vida que es más fuerte que todas las experiencias decepcionantes y adversas que podamos vivir. Claro que disfrutar la vida no es huir de la realidad, ni sólo exprimirla a través del alcohol, la música y la exaltación de los sentidos o la emocionalidad de sentirse unidos a los demás. Vivir y celebrar la vida es también y sobre todo vivirla desde dentro y desde lo profundo, incluso desde esa oscuridad que a veces nos visita en forma de muerte, enfermedad, adversidad, fracaso, dolor. También todo eso es la vida y hay que asumirla con serenidad, con paz, con confianza, con esperanza de que ninguna oscuridad podrá apagar la fuerza vital que nos anima, la llamada a la plenitud que nos empuja, la belleza que nos rodea, la bondad que nos ennoblece, el Amor que nos habita.
Cerca de mí, en mi propia familia, en personas queridas, me está visitando la enfermedad y el dolor. No por eso me dejo llevar por la tristeza o la desesperanza. Sé que también en el dolor y la enfermedad hay vida, hay oportunidad, hay un camino diferente y quizá más profundo de ver la vida, la realidad, a las personas. Dejé hace tiempo de preguntar a Dios el “por qué” de las cosas, y empecé a preguntar el “para qué” de las enfermedades, los problemas, las crisis, el sentido de lo que nos ocurre. Y he descubierto que es un camino de paz y de intensa y liberadora experiencia de la vida. Porque son momentos para ver de otra manera, para valorar con otros parámetros, para amar y ser amado con otra intensidad, y descubrir que no estamos solos, que el amor de tantos que nos aman hacen especial cada momento de la existencia y llevadera la cruz de la enfermedad, que la fe nos abre caminos nuevos y maneras diferentes de afrontar la realidad y vivir cada instante como único, especial y renovador.
Te mando un precioso mensaje en forma de canción (las imágenes no pasan automáticamente) que nos llama a celebrar siempre la vida, que no es otra cosa que hacer fiesta por tanto amor y belleza, muchas veces escondidos y humildes, que nos rodean y nos abrazan. Verano en el hemisferio norte, primavera eterna en el trópico y ecuador invierno en el sur, cualquier momento es bueno y adecuado para celebrar la vida, para valorar las cosas, para intensificar el amor y el agradecimiento a nuestros seres queridos más cercanos, para cantar, reír, bailar, soñar, sin olvidar que también en el silencio habita la fiesta, bulle la vida sin fin. No dejemos que el pesimismo sea económico o personal nos aprisione. Que los grandes de la tierra, los poderosos reunidos estos días en Japón, no dicten sentencia sobre el valor último de las cosas. Ellos no tienen la última palabra de la historia ni son sus grandes protagonistas. Los héroes están abajo, cerca de nosotros, en tantos gestos de amor y de bondad, sencillos, ocultos, que hacen que nuestra tierra sea todavía habitable, y posible el sueño de un mundo mejor, más justo y más humano.
Aprovecha el tiempo, disfruta cada momento, llena el corazón de buenos sentimientos, siembra tu vida y la de quienes te rodean de buenas semillas, esparce más sonrisas, alimenta utopías, sé solidarios, ofrece el perdón, estrecha lazos, comparte esperanzas, no te dejes hundir por el miedo, el fracaso o la derrota. Siempre adelante, siempre hacia arriba, siempre en pie.
Te envío también un hermoso poema de Charles Chaplin que nos invita igualmente a vivir y a amar.
Feliz día, feliz resto de semana, feliz Julio. Feliz y maravillosa vida.
P. Diego Millán.
Madrid, España.
Mi querido Lalo:
Me alegra que te gusten y te ayuden mis mensajes. Y que espero que lo estés disfrutando bien con tu hermana y tus sobrinos. Yo de vacaciones, escribiéndote ahora cuando puedo, de un lado para otro, disfrutando de este tremendo calor que a la vez nos agobia y nos llena de vida y de energía. Y es que es verano y se nota por estos pagos. Julio, cuyo nombre se debe a Julio César, que modificó el calendario romano, está haciendo honor a su fama de mes caluroso y plenamente veraniego.
Y en verano, España entera se va de fiesta. Miles de celebraciones festivas de todo tipo inundarán este país de alegría desbordada, a pesar de la crisis económica seria que se nos avecina. Y es que es un rasgo humano, no sólo español, la necesidad de celebrar, y en grupo mejor, y apostar por la vida que es más fuerte que todas las experiencias decepcionantes y adversas que podamos vivir. Claro que disfrutar la vida no es huir de la realidad, ni sólo exprimirla a través del alcohol, la música y la exaltación de los sentidos o la emocionalidad de sentirse unidos a los demás. Vivir y celebrar la vida es también y sobre todo vivirla desde dentro y desde lo profundo, incluso desde esa oscuridad que a veces nos visita en forma de muerte, enfermedad, adversidad, fracaso, dolor. También todo eso es la vida y hay que asumirla con serenidad, con paz, con confianza, con esperanza de que ninguna oscuridad podrá apagar la fuerza vital que nos anima, la llamada a la plenitud que nos empuja, la belleza que nos rodea, la bondad que nos ennoblece, el Amor que nos habita.
Cerca de mí, en mi propia familia, en personas queridas, me está visitando la enfermedad y el dolor. No por eso me dejo llevar por la tristeza o la desesperanza. Sé que también en el dolor y la enfermedad hay vida, hay oportunidad, hay un camino diferente y quizá más profundo de ver la vida, la realidad, a las personas. Dejé hace tiempo de preguntar a Dios el “por qué” de las cosas, y empecé a preguntar el “para qué” de las enfermedades, los problemas, las crisis, el sentido de lo que nos ocurre. Y he descubierto que es un camino de paz y de intensa y liberadora experiencia de la vida. Porque son momentos para ver de otra manera, para valorar con otros parámetros, para amar y ser amado con otra intensidad, y descubrir que no estamos solos, que el amor de tantos que nos aman hacen especial cada momento de la existencia y llevadera la cruz de la enfermedad, que la fe nos abre caminos nuevos y maneras diferentes de afrontar la realidad y vivir cada instante como único, especial y renovador.
Te mando un precioso mensaje en forma de canción (las imágenes no pasan automáticamente) que nos llama a celebrar siempre la vida, que no es otra cosa que hacer fiesta por tanto amor y belleza, muchas veces escondidos y humildes, que nos rodean y nos abrazan. Verano en el hemisferio norte, primavera eterna en el trópico y ecuador invierno en el sur, cualquier momento es bueno y adecuado para celebrar la vida, para valorar las cosas, para intensificar el amor y el agradecimiento a nuestros seres queridos más cercanos, para cantar, reír, bailar, soñar, sin olvidar que también en el silencio habita la fiesta, bulle la vida sin fin. No dejemos que el pesimismo sea económico o personal nos aprisione. Que los grandes de la tierra, los poderosos reunidos estos días en Japón, no dicten sentencia sobre el valor último de las cosas. Ellos no tienen la última palabra de la historia ni son sus grandes protagonistas. Los héroes están abajo, cerca de nosotros, en tantos gestos de amor y de bondad, sencillos, ocultos, que hacen que nuestra tierra sea todavía habitable, y posible el sueño de un mundo mejor, más justo y más humano.
Aprovecha el tiempo, disfruta cada momento, llena el corazón de buenos sentimientos, siembra tu vida y la de quienes te rodean de buenas semillas, esparce más sonrisas, alimenta utopías, sé solidarios, ofrece el perdón, estrecha lazos, comparte esperanzas, no te dejes hundir por el miedo, el fracaso o la derrota. Siempre adelante, siempre hacia arriba, siempre en pie.
Te envío también un hermoso poema de Charles Chaplin que nos invita igualmente a vivir y a amar.
Feliz día, feliz resto de semana, feliz Julio. Feliz y maravillosa vida.
P. Diego Millán.
Madrid, España.
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