Mi siempre recordado Lalo:
Recibí tu carta general y me hizo mucha ilusión senrirte contento, en crecimiento humano y espiritual, viviendo tan lindas experiencias y aprendiendo tantas cosas. Yo hice hace años el mes de Ejercicios y siempre la he considerado como una de las más importantes experiencias espirituales de mi vida. Así que ánimo, seguro que también lo será para ti. Yo metido de ello en el trabajo escolar y pastoral y aprovechando este fin de semana largo que pasó para viajar a Andalucía, donde vive mi madre. He pasado unos cortitos pero felices días junto a ella y ya estoy de regreso en Madrid de nuevo, preparado para afrontar las dos semanas escolares previas a la Navidad.
Ayer, además, la Iglesia celebró una fiesta especial dedicada a la Virgen María, su Inmaculada Concepción, festividad muy arraigada en España y los países hermanos de Latinoamérica. Pero más allá de dogma proclamado por el Papa Pío IX el 8 de Diciembre de 1854, lo importante es el recordatorio de esta inmensa mujer que fue María, llena de amor, humilde, sencilla, acogedora, generosa, valiente, y con una enorme fe y confianza en Dios, a pesar de las dificultades y las consecuencias a las que se podía enfrentar al aceptar ser acusada de madre soltera en una época en que eso se pagaba con la muerte. ¡Quién mejor que María para ayudarnos a preparar los caminos que conducen a Dios en este tiempo de Adviento previo a la Navidad! Nadie mejor que ella para señalarnos cómo esperar a Jesús, cómo acogerlo y hacerlo nacer. María nos enseña que la verdadera Navidad pasa por el amor al prójimo y por la acogida y ayuda solidaria al necesitado, que Dios transita por caminos de paz, de justicia, de ternura, de esperanza, y que se revela a quienes lo acogen con sencillez y lo socorren en los pobres y en los que sufren. Lo demás, las luces, los regalos, las comidas, sólo tendrá sentido si nos hace más felices y con ello hacemos de verdad felices a los demás.
También esta semana que hemos comenzado tiene un hito importante: la celebración mañana miércoles día 10 del 60º aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Un acontecimiento que supuso un trascendental avance en la evolución moral de la humanidad. Las secuelas de las terribles Guerras Mundiales y el horror los campos de concentración nazis, el Holocausto judío y los “gulags” soviéticos, hicieron que la mayoría de los países del mundo llegaran a un consenso sobre los principales e inviolables Derechos Humanos. Ciertamente, algunos de esos Derechos son en muchos casos papel mojado que no cumplen bastantes de los países firmantes, y se siguen violando Derechos tan fundamentales como el de la vida, el de la libertad de conciencia, el de la libertad de prensa, el de la educación y la cultura, el del trabajo digno para todos…y tantos otros. Pero no debemos caer en el pesimismo, también se ha avanzado en la creación de una conciencia moral universal que hoy ya es irreversible a pesar de los muchos obstáculos y dificultades. Y por eso debe ser motivo de celebración, y también de reflexión, y ojalá de que de un nuevo impulso y compromiso por parte de todos en el reconocimiento de la dignidad del ser humano y del respeto a sus Derechos. El Papa Juan Pablo II llegó a decir que la Declaración de los Derechos Humanos de la ONU era como la versión actual del Evangelio de Jesucristo. Pues ayudemos tú y yo, en la medida en que podamos y en los ámbitos en los que nos movemos, sean reconocidos y practicados.
Como noticia simpática, hace unos días leí algo que quiero compartir contigo. Es una cosa que sabía, que he comprobado y de lo que estoy convencido hace tiempo: que la felicidad se contagia. Pero ahora es un descubrimiento realizado por dos científicos de la Universidad de California que resumiendo dicen que cuantas más personas felices conozcamos, más probable es que tú y yo seamos felices, y que conectar con personas felices mejora nuestra felicidad. O sea, que mis mensajes dominicales van en la buena dirección cuando me recomiendo y te recomiendo que seas feliz, que vivas la vida en positivo, que alegres la existencia a quienes te rodean, que deprimirse no arregla los problemas, que disfrutes de las cosas pequeñas y que cuides y valores a tu familia y a tus amigos.
Te mando un hermoso cuento budista que nos invita precisamente a afrontar los problemas con paz, eludiendo amarguras, alejando angustias, limpiando e iluminando miradas, abriendo brazos, estrechando manos, confiando en ti, en los demás, en Dios, y sobre todo en que siempre se nos da en la vida otra oportunidad que no debemos nunca desaprovechar. De la forma que sea, te animo a que prepares el camino de tu vida para que renazca en ella una sonrisa, una nueva palabra, una ternura, una esperanza, eso que los creyentes llamamos Dios. Con el mensaje de Pablo Coelho también te invito a que vivas cada día como un “instante mágico” donde puede suceder lo inesperado, siempre abierto a tantos pequeños “milagros” que jalonan el sendero de nuestra vida si estamos atentos y despiertos.
No te olvides esta semana de contagiar tu alegría y tu felicidad a quienes te rodean, y no dejes de rodearte de personas felices y positivas, empezando por crear una ambiente de felicidad en tu familia y disfrutando de la felicidad que te entregan y entregas a tus amigos. Que al final de cada día no te arrepientas ni lamentes no haber vivido, no haber soñado, no haber amado, no haberlo intentado.
Desde estas letras que cada semana te envío, te contagio mi cariño, mi entusiasmo, mi amistad, mi oración y esa mirada positiva y confiada que me transmite mi fe. Y me contagio de la ilusión de que me leas, valores mis mensajes, los intentes poner en práctica, y me recuerdes y me quieras. Yo también te recuerdo y te quiero. ¡Feliz semana!
Diego.
LA MAGIA DE CADA INSTANTE ( PABLO COELHO)
Sólo entendemos el "milagro de la vida" cuando dejamos que suceda lo inesperado. Todos los días Dios nos da, junto con el sol, un momento en el que es posible cambiar todo lo que nos hizo "infelices".
Todos los días tratamos de fingir que no percibimos ese momento, que ese momento no existe, que hoy es igual que ayer y será igual que mañana. Pero quien presta atención a su día, descubre el "instante mágico" que puede estar escondido en cualquier lugar. Ese momento existe: Un momento en el que toda la fuerza de las estrellas pasa a través de nosotros y nos permite hacer milagros.
La "felicidad" es a veces una bendición, pero por lo general es una "conquista". El instante mágico del día nos ayuda a cambiar, nos hace ir en busca de nuestros sueños. Vamos a sufrir, vamos a tener momentos difíciles, vamos a afrontar muchas desilusiones, pero todo es pasajero, y no deja marcas. Y en el futuro podemos mirar hacia atrás con orgullo y con fe.
Pobre del que tiene miedo a correr riesgos. Porque ése quizás no se decepcione nunca, ni tenga desilusiones, no sufra como los que persiguen un sueño. Pero al mirar hacia atrás - porque siempre miramos hacia atrás- oirá que el corazón le dice: ¿Qué hiciste con los milagros que Dios sembró en tus días? Los enterraste en el fondo de una cueva porque tenías miedo a perderlos, entonces ésta será tu herencia: La certeza de que has desperdiciado tu vida.
Recibí tu carta general y me hizo mucha ilusión senrirte contento, en crecimiento humano y espiritual, viviendo tan lindas experiencias y aprendiendo tantas cosas. Yo hice hace años el mes de Ejercicios y siempre la he considerado como una de las más importantes experiencias espirituales de mi vida. Así que ánimo, seguro que también lo será para ti. Yo metido de ello en el trabajo escolar y pastoral y aprovechando este fin de semana largo que pasó para viajar a Andalucía, donde vive mi madre. He pasado unos cortitos pero felices días junto a ella y ya estoy de regreso en Madrid de nuevo, preparado para afrontar las dos semanas escolares previas a la Navidad.
Ayer, además, la Iglesia celebró una fiesta especial dedicada a la Virgen María, su Inmaculada Concepción, festividad muy arraigada en España y los países hermanos de Latinoamérica. Pero más allá de dogma proclamado por el Papa Pío IX el 8 de Diciembre de 1854, lo importante es el recordatorio de esta inmensa mujer que fue María, llena de amor, humilde, sencilla, acogedora, generosa, valiente, y con una enorme fe y confianza en Dios, a pesar de las dificultades y las consecuencias a las que se podía enfrentar al aceptar ser acusada de madre soltera en una época en que eso se pagaba con la muerte. ¡Quién mejor que María para ayudarnos a preparar los caminos que conducen a Dios en este tiempo de Adviento previo a la Navidad! Nadie mejor que ella para señalarnos cómo esperar a Jesús, cómo acogerlo y hacerlo nacer. María nos enseña que la verdadera Navidad pasa por el amor al prójimo y por la acogida y ayuda solidaria al necesitado, que Dios transita por caminos de paz, de justicia, de ternura, de esperanza, y que se revela a quienes lo acogen con sencillez y lo socorren en los pobres y en los que sufren. Lo demás, las luces, los regalos, las comidas, sólo tendrá sentido si nos hace más felices y con ello hacemos de verdad felices a los demás.
También esta semana que hemos comenzado tiene un hito importante: la celebración mañana miércoles día 10 del 60º aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Un acontecimiento que supuso un trascendental avance en la evolución moral de la humanidad. Las secuelas de las terribles Guerras Mundiales y el horror los campos de concentración nazis, el Holocausto judío y los “gulags” soviéticos, hicieron que la mayoría de los países del mundo llegaran a un consenso sobre los principales e inviolables Derechos Humanos. Ciertamente, algunos de esos Derechos son en muchos casos papel mojado que no cumplen bastantes de los países firmantes, y se siguen violando Derechos tan fundamentales como el de la vida, el de la libertad de conciencia, el de la libertad de prensa, el de la educación y la cultura, el del trabajo digno para todos…y tantos otros. Pero no debemos caer en el pesimismo, también se ha avanzado en la creación de una conciencia moral universal que hoy ya es irreversible a pesar de los muchos obstáculos y dificultades. Y por eso debe ser motivo de celebración, y también de reflexión, y ojalá de que de un nuevo impulso y compromiso por parte de todos en el reconocimiento de la dignidad del ser humano y del respeto a sus Derechos. El Papa Juan Pablo II llegó a decir que la Declaración de los Derechos Humanos de la ONU era como la versión actual del Evangelio de Jesucristo. Pues ayudemos tú y yo, en la medida en que podamos y en los ámbitos en los que nos movemos, sean reconocidos y practicados.
Como noticia simpática, hace unos días leí algo que quiero compartir contigo. Es una cosa que sabía, que he comprobado y de lo que estoy convencido hace tiempo: que la felicidad se contagia. Pero ahora es un descubrimiento realizado por dos científicos de la Universidad de California que resumiendo dicen que cuantas más personas felices conozcamos, más probable es que tú y yo seamos felices, y que conectar con personas felices mejora nuestra felicidad. O sea, que mis mensajes dominicales van en la buena dirección cuando me recomiendo y te recomiendo que seas feliz, que vivas la vida en positivo, que alegres la existencia a quienes te rodean, que deprimirse no arregla los problemas, que disfrutes de las cosas pequeñas y que cuides y valores a tu familia y a tus amigos.
Te mando un hermoso cuento budista que nos invita precisamente a afrontar los problemas con paz, eludiendo amarguras, alejando angustias, limpiando e iluminando miradas, abriendo brazos, estrechando manos, confiando en ti, en los demás, en Dios, y sobre todo en que siempre se nos da en la vida otra oportunidad que no debemos nunca desaprovechar. De la forma que sea, te animo a que prepares el camino de tu vida para que renazca en ella una sonrisa, una nueva palabra, una ternura, una esperanza, eso que los creyentes llamamos Dios. Con el mensaje de Pablo Coelho también te invito a que vivas cada día como un “instante mágico” donde puede suceder lo inesperado, siempre abierto a tantos pequeños “milagros” que jalonan el sendero de nuestra vida si estamos atentos y despiertos.
No te olvides esta semana de contagiar tu alegría y tu felicidad a quienes te rodean, y no dejes de rodearte de personas felices y positivas, empezando por crear una ambiente de felicidad en tu familia y disfrutando de la felicidad que te entregan y entregas a tus amigos. Que al final de cada día no te arrepientas ni lamentes no haber vivido, no haber soñado, no haber amado, no haberlo intentado.
Desde estas letras que cada semana te envío, te contagio mi cariño, mi entusiasmo, mi amistad, mi oración y esa mirada positiva y confiada que me transmite mi fe. Y me contagio de la ilusión de que me leas, valores mis mensajes, los intentes poner en práctica, y me recuerdes y me quieras. Yo también te recuerdo y te quiero. ¡Feliz semana!
Diego.
LA MAGIA DE CADA INSTANTE ( PABLO COELHO)
Sólo entendemos el "milagro de la vida" cuando dejamos que suceda lo inesperado. Todos los días Dios nos da, junto con el sol, un momento en el que es posible cambiar todo lo que nos hizo "infelices".
Todos los días tratamos de fingir que no percibimos ese momento, que ese momento no existe, que hoy es igual que ayer y será igual que mañana. Pero quien presta atención a su día, descubre el "instante mágico" que puede estar escondido en cualquier lugar. Ese momento existe: Un momento en el que toda la fuerza de las estrellas pasa a través de nosotros y nos permite hacer milagros.
La "felicidad" es a veces una bendición, pero por lo general es una "conquista". El instante mágico del día nos ayuda a cambiar, nos hace ir en busca de nuestros sueños. Vamos a sufrir, vamos a tener momentos difíciles, vamos a afrontar muchas desilusiones, pero todo es pasajero, y no deja marcas. Y en el futuro podemos mirar hacia atrás con orgullo y con fe.
Pobre del que tiene miedo a correr riesgos. Porque ése quizás no se decepcione nunca, ni tenga desilusiones, no sufra como los que persiguen un sueño. Pero al mirar hacia atrás - porque siempre miramos hacia atrás- oirá que el corazón le dice: ¿Qué hiciste con los milagros que Dios sembró en tus días? Los enterraste en el fondo de una cueva porque tenías miedo a perderlos, entonces ésta será tu herencia: La certeza de que has desperdiciado tu vida.
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