Hoy le hablé de la vida de San Ignacio de Loyola a Fernando por alrededor de una hora. Creo que fue un buen resumen de lo aprendido en el primer semestre de noviciado. Un momento muy emotivo fue cuando le conté sobre la reacción de aquel catedrático molesto porque no había acudido casi nadie a su clase, y que decidió ir a la cárcel donde estaba Ignacio para ponerlo en su lugar y sancionar a los estudiantes. Cómo, al llegar, guardó silencio y se quedó escuchando a Ignacio hasta conmoverse y cómo al regresar dijo en la universidad:
“Acabo de ver a Pedro predicando, en cadenas”. Al decir esto, los ojos de Fernando se arrasaron, y los míos también, gracias a Dios. Parece que toqué su sensibilidad y al contemplar su reacción Fernando toco la mía. Fue un momento muy bello.
11.03.09 Hace unos días le regaló una coca a Beto y otra a mi. Le habían llevado una dotación de golosinas y de ahí me dijo que las tomara. Se lo agradecí mucho.
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