Ir al contenido principal

Autobiografía. 2 de abril de 2007

Tapalpa, Jalisco.

Vine al mundo en 1978 en la Ciudad de Guadalajara. Nací en una familia de clase media. Mi padre se dedicaba a las ventas de alimentos balanceados para animales. Mi madre se dedicó a cuidarnos a sus hijos: cuidar proteger, alimentar y educarnos. Soy el mayor de cinco hijos. Disfruté de un trato y un cariño especial por parte de mi madre y sus hermanas. 


Fui en muchas cosas privilegiado durante mi infancia. En otras cosas, se me exigió mucho. Era y sigo siendo o así lo siento yo, el ejemplo de mis hermanos. Tenía que ser bueno y estudioso para que mis hermanos también lo fueran. Pero no tengo ninguna duda de que esa exigencia que me procuraban estuvo siempre acompañada de mucho Amor. 

Mis papás siempre han querido lo mejor para mí y me han exigido desde pequeño porque me aman y quieren que sea feliz. Pasé mis primeros siete y ocho años En Guadalajara. Estudié en el Kinder Michelle y empecé la Primaria en el Colegio Salesiano Anahuac Chapalita. 

Cuando iba en segundo año de primaria nos cambiamos a vivir a Lagos de Moreno, la tierra de mis padres y abuelos. Allí crecí, cursé la primaria, secundaria y preparatoria en el Instituto Laguense La Salle. En la primaria fui generalmente aplicado, sacaba buenas calificaciones y me llevaba bien con casi todos en el salón. 

Recuerdo que me gustaban mucho los juguetes, y sobre todo las figuras humanas: héroes y guerreros que luchaban por algún valor por salvar al mundo, por honor. Tuve una infancia feliz y aunque mis padres tuvieron sus problemas, yo no me enteraba, ellos eran discretos y arreglaban sus asuntos sin meternos. Alguna vez o dos, sí me tocó presenciar peleas fuertes, pero son casis que me ayudaron a ver que no siempre hay alegría y armonía en las relaciones, me hicieron pensar que mis papás no eran perfectos y que también sentían y se dejaban llevar por pasiones humanas.

Tuve unos buenos abuelos que educaron bien a mis padres, pero tampoco eran perfectos. A papá Lalo lo conocí muy poco porque murió cuando yo tenía unos dos años. Lo mismo con mi abuelita Martha, creo que tenía apenas un año cuando falleció. Sin embargo, muchas veces he sentido su cercanía, y he soñado que me abrazan y que me consuelan. Fueron pocos meses, pero mientras vivieron yo era un consentido (porque con amor todos encuentran sentido).

En primaria, me gustaba mucho el campo y la naturaleza (desde entonces hasta ahora). Disfrutaba mucho las clases de educación física y aunque en mi infancia y adolescencia no fui muy destacado en deportes como fútbol o tennis, siempre jugué y siempre me divertí. 

Algo que me ayudó mucho en la formación de mi carácter fue la práctica y disciplina del Tae Kwon Do. La disciplina de las artes marciales me dio buenos cimientos para enfrentar los retos de mi juventud. Nunca fui violento o agresivo. En mi historia siempre me he visto como una persona pacífica y tal vez en ocasiones hasta me faltó reaccionar o poner límites para no dejarme de algún compañero. Pero, gracias a Dios, a su tiempo vi la necesidad de hacerlo y defendí mis derechos, a veces a golpes y entonces fui respetado por los provocadores.

Mi papá y mi mamá han sido parte fundamental de mi vida. Su cariño, su compromiso y sus luchas por caminar juntos con nosotros y por nosotros han iluminado mi conciencia y han creado grandeza en mi corazón. Los quiero por la sangre, pero más los quiero por amarme y educarme y por haberse sacrificado tanto por mí. He tenido mucha suerte por haber nacido en una familia cristiana y en tener unos padres que aman y se comprometieron con la vida y con su matrimonio.

Los Anaya y los Sanromán son muy diferentes, pero en el fondo, viven los mismos valores y buscan vivir los valores del Evangelio (familia extendida). Gracias a mis abuelos tengo los padres que tengo. ¡Cuánto he recibido sin ningún mérito: una familia unida!

Las mujeres no me atraían en primaria. Fue hasta primero de secundaria que empecé a sentir y a gustar de su compañía. Dejé – no sin dolor – mis juguetes, para dedicar mis afectos y sentimientos a la mujer. El deporte siguió siendo parte de mi vida, como hasta ahora, pero en secundaria tuve mis primeros amores y decepciones.

No fui de los primeros que tuvieron experiencia en el amor de secundaria, tampoco de los últimos. Fui dejándome asombrar por los encantos físicos de la mujer y por el amor espiritual cuando rondaba los catorce años.

De secundaria tengo grandes amigos que siguieron conmigo en preparatoria. Dos o tres novias de aquél tiempo de la secundaria. Desde entonces descubrí y amé la fidelidad. Si me enamoraba de una chica, me olvidaba de todas las demás, en pocas semanas era un Romeo, un verdadero idealista y un apasionado enamorado de la que me gustaba. Y para sacar de mi corazón a alguna, tardaba meses. Por allí debo tener poesías y canciones que escribí tanto en la secundaria como en la preparatoria y la universidad.

Los campamentos, la luna, la soledad y el viento siempre fueron imágenes y experiencias que quise completar con la compañía de una mujer, de mi amada del momento. Y como a todos nos pasa, viví decepciones y desengaños amorosos, unos causaron más dolor que otros, pero de todos aprendí.

En la preparatoria tuve sin duda los más profundos sentimientos de amor espiritual. El respeto fue siempre un ingrediente de mis noviazgos en esa etapa. En la Universidad tuve novias y, como ya tenía más experiencias, no caí tan fácilmente en los abismos de la ilusión y el enamoramiento que idealizaba a mi pareja. La universidad fue una etapa muy interesante, casi tan formativa para mí como la prepa. Los cimientos estaban dados. Sin la formación que recibí hasta la prepa, no hubiera estudiado ni hubiera vivido tan feliz los cuatro años de la Universidad en Aguascalientes.

Hace tres años tuve mi última experiencia de noviazgo que duró casi cuatro años. Mi último Amor fue el más completo, profundo y realizador. Atala me enseñó mucho, al igual que su familia. Compartir valores humanos y espirituales es una experiencia vivificante, algo que agranda el corazón. Me ha costado olvidar esos años felices y, de hecho, no los olvidaré precisamente porque fueron felices. 

Al principio sufrí la ausencia de Atala, pero mucho me ayudó que me fuera a Veracruz a trabajar. Lo valoré a la distancia y el balance es positivo: sin duda, terminar fue lo mejor para los dos. Desde entonces me he planteado a fondo mi vocación, pero nunca di pasos concretos, nunca puse los medios necesarios para llegar al momento en el que hoy me encuentro. Quizá, aunque yo me reproche por ese hubiera, así fue lo mejor. Dios me ha ido preparando.

En el tiempo de la secundaria en Lagos tuvimos varios retiros, pero recuerdo uno en especial en el Balneario de la Higuera en la carretera al Puesto, Jalisco. Recuerdo que en ese retiro cuando tuvimos el momento de desierto, de silencio total en medio de la naturaleza, sentí con gran fuerza el Amor de Dios. Sentí su abrazo y predilección y hasta las lágrimas de felicidad brotaron de mis ojos. Esa fue, creo yo, mi primera experiencia fuerte de Dios (cf. Bautismo de Jesús, Tu eres mi hijo muy amado…) Tendría entre 14 y 15 años. 

Esa experiencia del Amor de Cristo fue el inicio de una nueva relación con Dios. Quisé conocer más mi fe y hasta participé en el grupo prejuvenil, luego en preparatoria en el grupo juvenil y así fue que asistí a mis primeras misiones de Semana Santa en las comunidades “La Cantera” y “El Jagüey” (1996). Esas misiones fueron muy importantes para mí. Calaron profundo en mi corazón y yo, tal vez sin saber lo que implicaría en el futuro, acepté vivir con más plenitud mi fe católica y quise cumplir con Amor los Dios mandamientos del Amor. Ese fue mi deseo: vivir cerca de Dios, tenerlo en mi corazón, hacer lo necesario para sentir esa alegría de saberme amado por Dios y de procurar lo que a Él le agrada. 

También tuve deseos de ser reconocido, de ser buen hijo, buen estudiante, de ser popular en la escuela y con las mujeres… Pero fui creciendo y esos deseos de fama fueron disminuyendo. Aunque ciertamente en su tiempo me movieron y me llevaron a actuar para conseguir lo que buscaba. Logré buenos promedios escolares por el deseo de agradar a mis padres. Logré tener varias novias movido por el deseo de conocer y compartir con una mujer los sentimientos más profundos y nobles. Logré estudiar en la Universidad Bonaterra con beca por el deseo de no ser un gasto fuerte para mi familia. Ya en la universidad, logré obtener la cinta negra movido por el deseo de hacer algo por mí mismo y de terminar lo que había empezado antes.

Yo he deseado el éxito profesional y económico, pero siempre he pensado que las personas están por encima de mis objetivos. Siempre he habido personas que me han ayudado para seguir caminando en la vida y para superar los diferentes retos que se me han presentado.

Dios siempre fue poniéndome las cosas, yo deseaba y Él, en su infinita Sabiduría, me daba lo que me convenía.

Pertenecer al Regnum Christi comenzando por unas misiones de Semana Santa de 1997, ha sido algo que marcó mi vida profundamente. Siempre he tenido una natural inclinación al servicio y, en ese movimiento laical, encontré un lugar para crecer como persona y en un medio concreto para entregarme en la vida universitaria y en los distintos apostolados.

Mi primer contacto con los Legionarios de Cristo fue el último año de preparatoria cuando el Padre Juan Pedro Oriol fue a visitarnos y a echar las redes al Instituto Laguense La Salle. Ese día me plantee por primera vez la vocación a la vida religiosa o sacerdotal. Aunque estuve en escuela lasallista, y participé en retiros y convivencias, nunca vi, ni se me ocurrió la idea de ser hermano o sacerdote.

En mis primeras misiones con “Juventud Misionera”, Cristo me transformó para que desde entonces deseara trabajar por la Evangelización y dando testimonio con mi vida del Amor de Dios.

En ese año (1996) el carisma tan fuerte del P. Juan Pedro me cautivó. Y fue cuando alguna vez le mencioné la idea del sacerdocio a mi mamá. Participé en dos o tres convivencias de fin de semana en Monterrey (Santa María de la Montaña) y en otro lugar, pero la cosa no caminó bien. Decidí, orientado por mis papás (sobre todo recomendado por mi madre) que era mejor estudiar una carrera y después ver qué hacía. Así que me fui a Aguascalientes y tuve varias novias, Ingrid, Liliana y Atala.

Lo bueno es que ya estando en Aguascalientes pude ir a la sección – casa de formación del Regnum Christi y allí me involucré, pero como tenía novia, nunca volví a pensar en la vocación al sacerdocio o la vida consagrada, a pesar de que el hermano Alberto me insistía, y quería que fuera al candidatado.

La Universidad fue una etapa de conocer gente nueva, hice amigos muy buenos como Jorge Yungtingping y José Héctor López. Dediqué tiempo al estudio y también a la recreación. Fui muy feliz y casi todos los fines de semana iba a Lagos a ver a la familia y a los amigos que se habían ido a estudiar a León principalmente. La Universidad ha marcado mi vida porque conocí personas que pensaban muy diferente y porque conocí otras realidades fuera de Lagos, el lugar donde crecí.

Aprendí a trabajar en equipo, y los primeros años de la Universidad practiqué Tae Kwon Do hasta conseguir la cinta negra primer Dan y cerrar un ciclo. También me hizo madurar el hecho de vivir fuera de mi casa y compartir un departamento con otros amigos de Lagos. Disfruté mucho esas noches de juegos de mesa y esas horas de largas pláticas y desveladas filosofando.

Mis relaciones con los demás casi siempre han sido cordiales. Mis familiares y amigos me han hecho sentir querido y yo he procurado corresponder a su amor y atenciones con mi forma de actuar.

Cuando he pasado momentos de crisis y de dolor, Dios Padre siempre ha acomodado las cosas para que salga mejor y más fuerte de lo que era antes de la tormenta.

 Al terminar la Universidad, en tiempos de mucho desempleo, tuve la oportunidad de trabajar a los dos meses de haber egresado y, en esa empresa (La Textilera, Grupo Vianney) me dieron la oportunidad de estudiar una especialidad de mercadotecnia internacional los viernes por la tarde y sábados por la mañana en Universidad Bonaterra para titularme después de un año.

Antes, en el sexto semestre de la Universidad trabajé con Rafael López en la imprenta Multicolor Imprime, como parte del equipo de compras. Esa fue mi primera experiencia de empresa que me daría las tablas para saber manejar el estrés en mis siguientes trabajos.

Fueron varios años ininterrumpidos de ir a misiones en Semana Santa, como universitario, y también como profesionista (me iba los miércoles, saliendo del trabajo).

El Encuentro con Cristo en mis hermanos pobres, y la alegría profunda que te embarga al convivir con personas de tanta fe, le cambia la vida a cualquiera. Por eso yo recomiendo a todos los jóvenes y a los profesionistas que por lo menos una vez en la vida hagan la experiencia de Misiones. Vivir los días Santos, la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo, me ha marcado hondamente.

Conocer a Cristo en la Eucaristía fue el parteaguas de mi vida como cristiano. La Eucaristía pasó a ser mi Principio y Fundamento a partir de una adoración nocturna en el Jueves Santo de 1997 (Ejido Emiliano Zapata, Colima?). Hace exactamente diez años valoré la riqueza infinita de Cristo presente en la ostia consagrada y sentí la necesidad de adorarle en el sagrario para fortalecer mi relación con Dios. Desde entonces he venido madurando como cristiano y procurando ser coherente con mi fe.

Cuando ya era profesionista trabajaba en La Textilera y trataba de ir a misa de 8:00 am entre semana. Después en Veracruz, la Eucaristía fue parte fundamental y casi todos los días iba a la Misa a la Parroquia de Santa Rita. Sin la Fuerza de Cristo Eucaristía me hubiera perdido en esa etapa de dos años en el Puerto de Veracruz. Esa cercanía con Dios a través de la confesión y la comunión frecuente fueron las grandes armas que me hicieron vencer al enemigo cada vez que me asaltaba. Hubo tentaciones muy fuertes y hubo caídas, pero Dios siempre estuvo conmigo y me levantó; y aunque estuviera molesto conmigo mismo, Jesús me regresaba la Paz con su Amistad antes y cuando iba a confesarme.

Me fui a Veracruz más por desesperación que por aspiración. No encontraba trabajo y fue la oportunidad que se presentó. Así que me fui dispuesto a aprender todo sobre operación aduanera y tráfico marítimo, con la idea de volver en un año a Aguascalientes. 

Esa etapa duró un año más de lo planeado y fue hasta marzo de 2006 que regresé a Aguascalientes cuando se dio la oportunidad. Dejé la agencia de Roberto Ramos Casas para trabajar en como gerente de la agencia de Jorge Rivera con la promesa de un trabajo mejor remunerado y con más posibilidades de desarrollo para la parte comercial. Dios me permitió volver a rentar la misma casa en la que vivía antes de irme a Veracruz y me quedaba a dos cuadras del trabajo.



Mi motivación y deseo al trabajar en esas empresas fue aprender y crecer profesionalmente, seguir los patrones de éxito que vemos en la sociedad, pero, en realidad, nunca me ha llenado al 100% esa experiencia laboral. 

Le agradezco a Dios que me haya permitido conocer a personas increíbles en Veracruz como el P. José Fidel Unanua (Escolapio, Universidad Cristóbal Colón campus Torrente Viver), Gilberto Martínez (pediatra), Alberto Aja (hotelero), Abigail Pérez (aduanal), Citlalli (abogada en servicio público) y los hermanos Garces (Roberto, Ricardo y Rodrigo, emprendedores y músicos). Además, en el Regnum Christi fui formador de adolescentes y jóvenes y coordinador de Misiones de Semana Santa.

Eduardo Anaya Sanromán

Escrito en Tapalpa, Jalisco. Ejercicios Espirituales. 2 de abril de 2007

Comentarios

Entradas populares de este blog

El dinero es buen sirviente y mal amo

El dinero justo. Por Mikel Agirregabiria Tener suerte con el dinero es que nunca falte y que tampoco sobre.Lo preferible es contar con el dinero apropiado, que es ni poco… ni mucho. Ser pobre debe resultar duro, frustrante y limitador, pero también el dinero en abundancia estresa, insensibiliza e idiotiza. El dinero es una bendición para el pobre y una maldición para el avaro. Séneca decía que “La mejor medida para el dinero es aquélla que no deja caer en la pobreza, ni permite alejarse mucho de ella”. Hay que ser suficientemente rico para no verse atormentado por la penuria y suficientemente pobre para conocer el valor del dinero. El dinero es un bien y un mal en sí mismo. El dinero es la llave y la mancha del mundo. El dinero hace falta para ser honrados y para alimentar mantener el cuerpo y el alma. Algún dinero evita preocupaciones; mucho, las atrae. Jean Paul Getty, el multimillonario que decía que si puedes contar tu dinero no eres un verdaderamente rico, señaló: “Cuando no se ti

Reportándome después de EEEE y hospital

26 de marzo de 2009 A mi familia y amigos: Ya estoy de regreso en el noviciado (Cd Guzman, Jal) después de una intensa experiencia de poco menos de dos meses en el Hospital para enfermos crónicos, Dr Gustavo Baz Prada, ubicado en Tepexpan, Acolman, Estado de México. (A 17 km de las pirámides de Teotihuacán). Antes viví - y terminé profundamente agradecido-, los Ejercicios Espirituales de mes, en la casa de ejercicios de Puente grande Jal. Ignacio de Loyola, nuestro fundador, consigna así, el objetivo la experiencia de hospitales para el novicio jesuita: “Sirviendo en hospitales o en alguno de ellos por otro mes, comiendo y durmiendo en el o en ellos, o por algunas horas en el día, según los tiempos, lugares y personas, ayudando y sirviendo a todos enfermos y sanos, según le fuere ordenado, por mas se abajar y humillar, dando entera señal de si, que se apartan de todo el século (lo mundano) y sus vanidades para servir en todo a su Criador y Señor crucificado por ellos” Constitucion

Principio y fundamento Pedro Arrupe

Me dio muchísimo gusto saber noticias tuyas y de tu familia y poderte dedicar estas letras. Te dejo con un texto del Padre Pedro Arrupe, que fue General de la Compañía de Jesús: “No hay nada más práctico que encontrar a Dios. Es decir, enamorarse rotundamente y sin ver atrás. Aquello de lo que te enamores, lo que arrebate tu imaginación, afectará todo. Determinará lo que te haga levantar por la mañana, lo que harás con tus atardeceres, cómo pases tus fines de semana, lo que leas, a quien conozcas, lo que te rompa el corazón, y lo que te llene de asombro con alegría y agradecimiento. Enamórate, permanece enamorado, Y esto lo decidirá todo” Pedro Arrupe. Te quiero mucho, tu hermano en Jesucristo N.S. Lalo