La vida no es fácil, nunca lo ha sido, me siento contento, y a la vez entristecido, me descubro esperanzado y a la vez aletargado…. asumir mi condición humana ha sido un reto durante toda mi vida, pero especialmente estos últimos dos años como novicio jesuita… Ya asumí un compromiso definitivo y me siguen llegando los engaños del mal caudillo, no deja de bombardearme, y yo mismo no dejo de autoengañarme, de alimentar los demonios del ayer y los fantasmas del futuro. ¿Qué cosa es el hombre? ¿Qué misterios profundos nos acechan? ¿Cuándo llegaremos a estar plenos? No estaré nunca en paz, Agustín tenía razón… y el buen Ignacio no se engañaba…
…Pero ahora tengo más armas que nunca para enfrentar la vida… y la muerte, las muertes lentas de mi ego inflado y de mi omnipotencia infantil… la vida nueva que germina en no se dónde, pero que va presionando la tierra hasta hacer que broten frutos de autenticidad profunda.
Y en el fondo, ¿qué tanto importa lo que vivo por dentro si afuera nos estamos despedazando? ¿Que tanto me comprometo con la realidad REAL de mi entorno? Narco, pobreza, abusos a niños y ancianos, injusticias, abandono de hermanos y hermanas, corrupción, secuestros…
Me comprometí en ésta vocación y quiero ser fiel a un LLAMADO ¿A dónde me llevará?
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