Pero ¿puede una mujer olvidarse del niño que cría, o dejar de querer al hijo de sus entrañas? Pues bien, aunque se encontrara alguna que la olvidase, ¡Yo nunca me olvidaría de ti! (Isaías 49,15).
Mira como te tengo grabado en la palma de mis manos… (Isaías 49,16), miren mis manos y miren mis pies, soy Yo… (Lucas 24,39).
Soy yo “He ofrecido mi espalda a los que me golpeaban y mis mejillas a quienes me tiraban la barba y no oculté mi rostro ante las injurias y los escupos” (Isaías 51,6 y Mateo 26,67) mientras tanto solo decía: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lucas 23,34).
Tienes que saber que desde “Antes de formarte en el seno de tu madre, ya te conocía, antes de que tú nacieras yo te consagré” (Jeremías 1,5) y desde entonces “con amor eterno te he amado, por eso prolongaré mi favor contigo” (Jeremías 31,3) y “por eso ahora te voy a conquistar, te llevaré al desierto (sufrimientos) y allí te hablaré de amor” (Oseas 2,16).
He caminado hasta ti para decirte “Joven te lo mando: ¡Levántate!” (Lucas 7,14) “Ven y sígueme” (Mateo 19,21) “No me acordaré más de tus pecados… ¿A caso quiero que el pecador muera, y no más bien que se convierta y viva? (Ezequiel 18, 22,23).
Ven a mí pues he dicho: “Vengan a mí los que van cansados, llevando pesadas cargas, y yo los aliviaré. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, que soy paciente y humilde de corazón, y sus almas encontrarán descanso. Pues mi yugo es suave y mi carga liviana” (Mateo 11,28-30).
Ven y conoce mis planes que he preparado para ti “pues sus proyectos no son los míos, y mis caminos no son los mismos de ustedes, dice Yavé. Así, como el cielo está muy alto por encima de la tierra, así también mis caminos se elevan por encima de sus caminos y mis proyectos son muy superiores a los de ustedes” (Isaías 55, 8,9).
Por ti he dado la vida porque con amor eterno te he amado…
Sellada con el amor de Cristo Jesús
Comparto contigo estas palabras, esta experiencia de encuentro,
esta bendición de Dios.
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