01 de junio de 2009
Mi papa y la cristiada:
Gracias a Venustiano Carranza lo corrieron de allá. Mi padre tuvo que huir. Huyo a Guadalajara porque entonces era un pueblo como Tepa que era muy chiquito. Pues allí los riquillos, tanto los cristeros como los no cristeros, pues eran tan enemigos unos como otros, llegaban a tu rancho o a tu hacienda y decían: “denos tanto ganado”, y se lo llevaban. Luego corrían, huían, llegaban los otros y decían: “Ah¡ le dieron al enemigo, ahora nos dan a nosotros. “Ya no tengo”. Pos usted saca porque saca. Y bueno, entonces ya mi Padre…
Y lo amenazaban con la muerte. No crean que nada más así: “por favor ayúdanos”
Le dijeron: “Nos da o le quitamos a su hijo mayor o en fin, lo amenazaban. Dejo ya las haciendas, abandonadas. Esos años no producían nada.
Luego vino el agrarismo. Mi papá quiso resolver nuestras malas resoluciones. Mejor que me la quiten, yo se las vuelvo a dar. Y haber si yo me quedo con algo. No ya estaban los vaqueros. Ya estaban muy llenos de…
Mi formación en la Compañía de Jesús
A mí no me toco hacer mi formación en México, todo en Estados Unidos. En Ysleta college. Allí hice el noviciado, juniorado, filosofado y ciencias. Luego ya volví a Puebla, huyendo de los enemigos. En colegios siempre con otro nombre. Haciendo trampa pero trampa buena. Teníamos unos inspectores tremendamente malos.
Bueno, pues yo acabe magisterio. Estuve muy agusto en Puebla. Primero iba asustado a puebla. Porque me dieron unas clases, yo había estudiado en las ciencias, la química. Me gustaba la química como me gustaban todos los estudios. Y resultó que ¿Quién en nuestro grupo no encontraban a otro sino a mí. Me dijo el provincial, porque primero me dijo: “Usted va al Seminario de Montezuma, va a enseñar filosofía”.
Faltando unos tres días para salir de magisterio me dice: “Oiga, pues dispense, pero yo lo necesito en otro lado”. “Para eso estamos”. Y me mandaron para química. Me costó trabajo, pero sostuve el Instituto químico que había allí. Y después de cuatro años, pues me fui con dolor. Cuando me fui a teología otra vez me fui Estados unidos, y ya estaba yo apegado al instituto químico, a los muchachos, ya grandes, unos iban para ingenieros, otros eran químicos industriales. Muy agusto.
La teología la hice en W. College. Los estudios me gustaban mucho. Luego otra vez al salir me dijo el provincial: “Se va usted a Roma y me saca un doctorado” Bueno, muy bien, estaba ya medio cansado, la gracia de Dios. Pero, faltando también muy poquito me dijo: “Dispense pero yo lo necesito en San Cayetano ahí está el juniorado”.
En el juniorado entonces eran como 60 o más. Había los hermanos cuadjutores, como 40, luego los de noviciado como 60. El Maestro de novicios fue el Padre Robinson y el Padre Valle. Tu Pedrito, ¿Quién fue tu maestro de novicios? H. Pedrito: Mi maestro de novicios fue el Padre Valle.”
El noviciado en mis tiempos.
Esteban: “¿cómo era el noviciado en sus tiempos?”
Mira, mi noviciado… pues éramos muchos, verdad. Era un poco de tipo monacal, mucho silencio, no podíamos hablar con los hermanos coadjutores. Había separación de clases. A mi me gustaba mucho. Yo soy de ese carácter, verdad. Era otra vida.
Nosotros estábamos muy jovencitos. Las dificultades vienen después. Mayor de edad es cuando ya empieza uno a tratar con las mujeres. Es difícil porque o se va uno demasiado, o se hace misógino, verdad. Y hay que buscarle y buscar cuesta mucho trabajo. No es que nada más este uno así, sino que tiene uno interiormente pasiones muy fuertes, muy fuertes que no las calcula desde que esta joven, y cree que todo es misiones, Francisco Xavier y los jóvenes santos, San Luis Gonzaga, San Juan Bergman, San Estanislao de Kostka. Allí es otra cosa verdad. Ellos fueron jóvenes que probablemente sí tuvieron…. Pero por ejemplo San Juan Bergman, un ángel. San Estanislao también. San Luis murió los 24 años. Por eso se llamaban jóvenes angélicos. Quién sabe si sería probado por ese lado. Bueno, sea lo que sea, Dios le ayuda a uno. Así que ustedes aprendan: Término medio.
Cojan lo bueno de lo antiguo y lo bueno de lo moderno. Y su manera de pensar no la cambien. Si toman un camino, no se echen para atrás. No sea que hayan tomado un camino no correcto. Siendo ustedes alimentados por el Cuerpo de Cristo todos los días, con su oración matinal, y su práctica de las virtudes. No, no tengan miedo. “Adelante con los faroles”, como nos decía nuestro padre ayudante del maestro de novicios. “Oiga padre, pues yo tengo estas dificultades”. “Noooo, que quien sabe que… Adelante con los faroles”. Así es que… Era un gachupin muy a todo dar. Siempre los faroles andaban por todos lados. Ah que caray¡. Don Juan Cañizal, un español, y mi padre maestro fue el Padre Zambrano, Francisco Zambrano. Francisco de Paula Zambrano. Un santo, alegre, muy bromista. Lo querían mucho los otros padres.
Donde estaba Zambrano estaba la alegría así que yo aprendí mucho de verlo. Se le ocurrían chistes, no chistes brutos ni nada de eso. Chistes muy agudos, si, que no herían a otros. Donde estaba Zambrano estaba el relajo, pero el relajo santo. Pues de eso aprende mucho uno. El Padre Cañizal también. ¿Quien más?, pues todos mis profesores. El gordito Martínez del Campo “¿Ustedes ya no estudian eso? ¿No han leído la teología natural de Martínez del Campo?”. Pues él fue, en ese tiempo la estaba escribiendo y después de un tiempo la publico.
Luego el Padre Morán también. Escribió su “psicología racional y su Cosmología”. Muy buenos. Hablaba muy bien. Unas clases de un latín perfecto. El hablaba todas las clases eran en latín. El podría hablar con mucha facilidad. Como tenía un tonito medio especial, pues ya ves que nosotros los estudiantes.. para arremedarlo (risas), Un día estábamos en el recreo y había uno que lo arremedaba muy bien: “Queridísimo”, y estaba arremedando cuando el padre baja por la escalera. Y se fue: En un ratito más le dijo: “Muchachito, muchachito sin educación” y se fue. Nosotros nos quedamos pasmados.
En tercero de filosofía mi profesor de ética era centroamericano. Entonces los centroamericanos pertenecían a nuestra provincia. Era una sola provincia mexicana. El padre era del salvador. Muy bueno. Pues ellos fueron mis profesores. Agradezco mucho. Duraron mucho tiempo los profesores en Ysleta. Muchas generaciones pasamos por ellos hasta que pos ya, cuando cambiaron Ysleta se los llevaron a San Ángel. No sé si a Arrieta porque a Arrieta ya lo tenían destinado. Lo pedían en Centroamérica y parece que si se lo concedieron. En el Salvador los jesuitas tenían el seminario, diocesano pero dirigido por los jesuitas. Y acá en san Ángel estuvo un rato el Gordito Martínez del Campo y Morancito. Hasta que ya pues ya se hicieron… se cansaron, los fueron sustituyendo por otros que venían de Roma. ¿Ustedes conocieron a Nacho Gómez Robledo? ¿Nunca fue al noviciado? (Novicios: No.) Estuvo aquí y aquí murió en Villa María, no hace mucho. Era profesor de ética y luego otros fueron pasando por ahí.
Esteban: “Oiga Padre, ¿Cuál sería el consejo que le daría a estos humildes novicios?”
PGC: Nada, solo que le pidan a Dios Nuestro Señor que les dé el espíritu ignaciano, de estos tiempos, pero ignaciano. Sigan con los principios ignacianos, que están en los Ejercicios. Ustedes saben que los ejercicios comienzan desde el principio, la creación, la redención, Cristo Jesús, luego viene la vida de Jesucristo en el Evangelio. Háganse una sola cosa con el Evangelio. Lo que hacía Cristo su manera de hablar, su manera de tratar a las mujeres, su manera de tratar a los enfermos, a los ancianos, a todo mundo. Por eso dice San Marcos: “Omnia bene fecit”
EAS
Mi papa y la cristiada:
Gracias a Venustiano Carranza lo corrieron de allá. Mi padre tuvo que huir. Huyo a Guadalajara porque entonces era un pueblo como Tepa que era muy chiquito. Pues allí los riquillos, tanto los cristeros como los no cristeros, pues eran tan enemigos unos como otros, llegaban a tu rancho o a tu hacienda y decían: “denos tanto ganado”, y se lo llevaban. Luego corrían, huían, llegaban los otros y decían: “Ah¡ le dieron al enemigo, ahora nos dan a nosotros. “Ya no tengo”. Pos usted saca porque saca. Y bueno, entonces ya mi Padre…
Y lo amenazaban con la muerte. No crean que nada más así: “por favor ayúdanos”
Le dijeron: “Nos da o le quitamos a su hijo mayor o en fin, lo amenazaban. Dejo ya las haciendas, abandonadas. Esos años no producían nada.
Luego vino el agrarismo. Mi papá quiso resolver nuestras malas resoluciones. Mejor que me la quiten, yo se las vuelvo a dar. Y haber si yo me quedo con algo. No ya estaban los vaqueros. Ya estaban muy llenos de…
Mi formación en la Compañía de Jesús
A mí no me toco hacer mi formación en México, todo en Estados Unidos. En Ysleta college. Allí hice el noviciado, juniorado, filosofado y ciencias. Luego ya volví a Puebla, huyendo de los enemigos. En colegios siempre con otro nombre. Haciendo trampa pero trampa buena. Teníamos unos inspectores tremendamente malos.
Bueno, pues yo acabe magisterio. Estuve muy agusto en Puebla. Primero iba asustado a puebla. Porque me dieron unas clases, yo había estudiado en las ciencias, la química. Me gustaba la química como me gustaban todos los estudios. Y resultó que ¿Quién en nuestro grupo no encontraban a otro sino a mí. Me dijo el provincial, porque primero me dijo: “Usted va al Seminario de Montezuma, va a enseñar filosofía”.
Faltando unos tres días para salir de magisterio me dice: “Oiga, pues dispense, pero yo lo necesito en otro lado”. “Para eso estamos”. Y me mandaron para química. Me costó trabajo, pero sostuve el Instituto químico que había allí. Y después de cuatro años, pues me fui con dolor. Cuando me fui a teología otra vez me fui Estados unidos, y ya estaba yo apegado al instituto químico, a los muchachos, ya grandes, unos iban para ingenieros, otros eran químicos industriales. Muy agusto.
La teología la hice en W. College. Los estudios me gustaban mucho. Luego otra vez al salir me dijo el provincial: “Se va usted a Roma y me saca un doctorado” Bueno, muy bien, estaba ya medio cansado, la gracia de Dios. Pero, faltando también muy poquito me dijo: “Dispense pero yo lo necesito en San Cayetano ahí está el juniorado”.
En el juniorado entonces eran como 60 o más. Había los hermanos cuadjutores, como 40, luego los de noviciado como 60. El Maestro de novicios fue el Padre Robinson y el Padre Valle. Tu Pedrito, ¿Quién fue tu maestro de novicios? H. Pedrito: Mi maestro de novicios fue el Padre Valle.”
El noviciado en mis tiempos.
Esteban: “¿cómo era el noviciado en sus tiempos?”
Mira, mi noviciado… pues éramos muchos, verdad. Era un poco de tipo monacal, mucho silencio, no podíamos hablar con los hermanos coadjutores. Había separación de clases. A mi me gustaba mucho. Yo soy de ese carácter, verdad. Era otra vida.
Nosotros estábamos muy jovencitos. Las dificultades vienen después. Mayor de edad es cuando ya empieza uno a tratar con las mujeres. Es difícil porque o se va uno demasiado, o se hace misógino, verdad. Y hay que buscarle y buscar cuesta mucho trabajo. No es que nada más este uno así, sino que tiene uno interiormente pasiones muy fuertes, muy fuertes que no las calcula desde que esta joven, y cree que todo es misiones, Francisco Xavier y los jóvenes santos, San Luis Gonzaga, San Juan Bergman, San Estanislao de Kostka. Allí es otra cosa verdad. Ellos fueron jóvenes que probablemente sí tuvieron…. Pero por ejemplo San Juan Bergman, un ángel. San Estanislao también. San Luis murió los 24 años. Por eso se llamaban jóvenes angélicos. Quién sabe si sería probado por ese lado. Bueno, sea lo que sea, Dios le ayuda a uno. Así que ustedes aprendan: Término medio.
Cojan lo bueno de lo antiguo y lo bueno de lo moderno. Y su manera de pensar no la cambien. Si toman un camino, no se echen para atrás. No sea que hayan tomado un camino no correcto. Siendo ustedes alimentados por el Cuerpo de Cristo todos los días, con su oración matinal, y su práctica de las virtudes. No, no tengan miedo. “Adelante con los faroles”, como nos decía nuestro padre ayudante del maestro de novicios. “Oiga padre, pues yo tengo estas dificultades”. “Noooo, que quien sabe que… Adelante con los faroles”. Así es que… Era un gachupin muy a todo dar. Siempre los faroles andaban por todos lados. Ah que caray¡. Don Juan Cañizal, un español, y mi padre maestro fue el Padre Zambrano, Francisco Zambrano. Francisco de Paula Zambrano. Un santo, alegre, muy bromista. Lo querían mucho los otros padres.
Donde estaba Zambrano estaba la alegría así que yo aprendí mucho de verlo. Se le ocurrían chistes, no chistes brutos ni nada de eso. Chistes muy agudos, si, que no herían a otros. Donde estaba Zambrano estaba el relajo, pero el relajo santo. Pues de eso aprende mucho uno. El Padre Cañizal también. ¿Quien más?, pues todos mis profesores. El gordito Martínez del Campo “¿Ustedes ya no estudian eso? ¿No han leído la teología natural de Martínez del Campo?”. Pues él fue, en ese tiempo la estaba escribiendo y después de un tiempo la publico.
Luego el Padre Morán también. Escribió su “psicología racional y su Cosmología”. Muy buenos. Hablaba muy bien. Unas clases de un latín perfecto. El hablaba todas las clases eran en latín. El podría hablar con mucha facilidad. Como tenía un tonito medio especial, pues ya ves que nosotros los estudiantes.. para arremedarlo (risas), Un día estábamos en el recreo y había uno que lo arremedaba muy bien: “Queridísimo”, y estaba arremedando cuando el padre baja por la escalera. Y se fue: En un ratito más le dijo: “Muchachito, muchachito sin educación” y se fue. Nosotros nos quedamos pasmados.
En tercero de filosofía mi profesor de ética era centroamericano. Entonces los centroamericanos pertenecían a nuestra provincia. Era una sola provincia mexicana. El padre era del salvador. Muy bueno. Pues ellos fueron mis profesores. Agradezco mucho. Duraron mucho tiempo los profesores en Ysleta. Muchas generaciones pasamos por ellos hasta que pos ya, cuando cambiaron Ysleta se los llevaron a San Ángel. No sé si a Arrieta porque a Arrieta ya lo tenían destinado. Lo pedían en Centroamérica y parece que si se lo concedieron. En el Salvador los jesuitas tenían el seminario, diocesano pero dirigido por los jesuitas. Y acá en san Ángel estuvo un rato el Gordito Martínez del Campo y Morancito. Hasta que ya pues ya se hicieron… se cansaron, los fueron sustituyendo por otros que venían de Roma. ¿Ustedes conocieron a Nacho Gómez Robledo? ¿Nunca fue al noviciado? (Novicios: No.) Estuvo aquí y aquí murió en Villa María, no hace mucho. Era profesor de ética y luego otros fueron pasando por ahí.
Esteban: “Oiga Padre, ¿Cuál sería el consejo que le daría a estos humildes novicios?”
PGC: Nada, solo que le pidan a Dios Nuestro Señor que les dé el espíritu ignaciano, de estos tiempos, pero ignaciano. Sigan con los principios ignacianos, que están en los Ejercicios. Ustedes saben que los ejercicios comienzan desde el principio, la creación, la redención, Cristo Jesús, luego viene la vida de Jesucristo en el Evangelio. Háganse una sola cosa con el Evangelio. Lo que hacía Cristo su manera de hablar, su manera de tratar a las mujeres, su manera de tratar a los enfermos, a los ancianos, a todo mundo. Por eso dice San Marcos: “Omnia bene fecit”
EAS
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