10 de febrero de 2017
La pequeña mujer joven que iba a mi lado en el lugar era chiquita pero
roncaba como un oso. Un asiento vació nos separaba. Envidié que la chaparrita
iba junto a la ventana a la hora del despegue cuando el sol caía en la CDMX y había
una vista increíble. Aunque, por otro lado, también estuve a gusto en el lado
del pasillo para salir caminar al baño cuando lo necesité. No sé como ella pudo
durar casi 9 horas sin ir al baño. A menos que haya volado sobre mi, no tuvo
manera de ir durante la noche. Es sorprendente la capacidad de la vejiga de esa
pequeñita mujer roncadora. Tomó (igual que yo) agua, vino tinto, jugo, café. Yo
tuve que ir dos veces al pipis room en el trayecto. Ella roncadora pero no
meona, yo meón pero no roncador. O al menos eso creo porque yo no me oigo cuando
ronco ; )
Llegué a las 610 am al aeropuerto Arturo Merino de Santiago. El hermano
escolar Cristián me fue a recoger. Tardé en salir como una hora, desde que aterrizamos,
pagué la cuota de reciprocidad de 23 dólares, pasé por maletas a la banda y la
aduana. Al salir el día clareaba con tonos rojizos. El sol estaba por salir. Se
veía la cordillera entre un cielo seminublado. Tuvimos un diálogo fraterno
durante el camino en el que hablamos de nuestra historia como jesuitas.
Cristián estudió Derecho antes de entrar a la SJ. Hizo magisterio en un
colegio. Tiene2 hermanas menores. Una ya lo hizo tío con un sobrino de dos
meses. Le conté de mi recorrido en la sj.
Nos venimos por la vía principal, (La Alameda) y cruzamos por el centro
histórico de Santiago. Algunas calles y edificios me recordaron los del centro
de Barcelona. Cristián me dijo que la mayoría de las familias de esa zona viven
en edificios (pisos, departamentos).
Llegamos a la comunidad en la Calle Chopin y los hermanos Matìas, Raymundo,
Frank y otro me recibieron muy amablemente. Después de dejar mis cosas en el cuarto
bajé a desayunar con ellos y ahí llegó Nano Polanco SJ, el actual superior de
los escolares teólogos del CIF.
Dormí casi tres horas. Tengo un cuadro gripal. Luego a las 12 acompañé a
Cristián por otros tres hermanos que llegaban en distintos horarios al
aeropuerto. Primero llegó Nacho de Argentina, y los tres nos fuimos a comer un
rico sándwich de churrasco con un tarro de cerveza. Luego llegó Elosantos de
Paraguay y, finalmente, llegó Frank.
Los cinco nos venimos a la comunidad. Yo me quedé dormido por el cansancio
y la gripa. En la casa descanse un rato, me bañé y luego tuvimos nuestra
primera Eucaristía juntos. (Todavía falta que llegue uno de Antillas). El buen
Efra de Bolivia (nuestro hermano mayor, o ángel, según la tradición de los
jesuitas antiguos, es el encargado de apoyar a los recién llegados) me acompañó
caminando al Centro comercial más cercano para buscar unas sandalias de baño y
comprar antigripal. Regresamos y nos unimos a la comunidad naciente. Cenamos y
conversamos en el jardín, nos vamos conociendo. Amén.
Comentarios