9 de Febrero de 2007
PROPOSITO
Por Eduardo Anaya Sanroman
¿Cual será el propósito del día de hoy? Parece que los primeros minutos de la mañana conspiraron contra mi. De hecho desde ayer como que las cosas no marchaban como yo esperaba. El Coche se me descompuso a un costado de la Gran Plaza y lo tuve que dejar estacionado adentro de la plaza y tomar un taxi nada barato a mi domicilio.
Hoy me levante con algo de trabajo, pero con la esperanza de que es viernes, y empezaron a sucederse una serie irregularidades de esta nueva cotidianeidad tapatía.
Me vestí con ropa deportiva y salí a correr por tercera vez en esta semana, motivado en buena parte por la última película de Mel Gibson que vi antier: Apocalyptica.
Mientras iba girando mis brazos hacia el frente descubrí un nuevo parque hundido en la misma cuadra del departamento en que vivo. Entre a esta nueva dimensión después de haber calentado rodillas y tobillos, a través de unas escaleras de piedra. Ya en el fondo de la breve jungla tome la primera dirección que me latió. Empecé a trotar lentamente hacia la izquierda por un sendero de tierra con partes de cemento y seguí por allí esperando tener un largo circuito frente a mis pulmones. Pero me equivoque ya que después de algunos recovecos salí a una calle principal sin haber recorrido más de 250 metros desde el punto inicial. Pensé que no era suficiente, pero después me di cuenta de que podía aprovechar ese parque hundido para hacer fartlek, una técnica que aplica de cuando en cuando el maestro Roberto Matosas en sus entrenamientos para adultos en el puerto de Veracruz. de la cual leí algo recientemente en la internet.
El terreno se prestaba porque tenía laderas inclinadas con pasto, ideales para hacer ejercicios explosivos de carrera y fortalecer las piernas. El clima estaba fresco, y mucho más en medio de la arboleda que me cubría. Cuando me pare para pensar a donde seguir el parque me dejo sentir un poco de frío por la humedad propia de aquel microclima. Decidí entonces correr cuesta arriba y estrene los bloques de cemento especiales para caminar. Regrese corriendo al centro y di varias vueltas alrededor de un gran árbol, primero para un lado, y después en sentido opuesto.
Acabada la última vuelta salí de regreso por el sendero que me llevo hasta ese lugar. Cruce el punto de entrada al parque hundido y seguí de largo, cuando de pronto se abrieron dos caminos ante mi. Uno que seguía por la parte profunda, y más llamativo por su misterioso encanto y su vista horizontal, y otro que era un ascenso empedrado al cual no se le veía final. Decidí ir por el segundo recordando que hay que sudar para conseguir los resultados esperados, al final del empedrado había un terreno baldío, y para poder seguir tuve que pegarme a la barda trasera de una casa, y correr sobre un canal.
Al final del canal salte una llanta de auto abandonada y me di cuenta de que estaba saliendo al estacionamiento del templo de San Nicolás de Bari. Después de trotar unos pasos sobre el estacionamiento baje nuevamente por el canal y el empedrado hacia el parque hundido para investigar a donde me llevaría el camino de abajo. Seguí el curso y llegue a un lugar completamente tapado por los árboles, en el que había un poste con un farol hecho trizas. Allí di dos o tres vueltas al árbol central y después hice otras pesquisas y averigüe varios pasadizos secretos que daban al estacionamiento del mismo templo.
Subí nuevamente al estacionamiento y luego cruce al atrio del Templo, para salir por enfrente al parque. Empecé a correr y di cuatro vueltas. Dos señores barrían en el parque las hojas que habían caído de los árboles. Después de correr hice como tres minutos saltando la cuerda. Después me colgué de los aros metálicos para ejercitar los brazos. Luego las barras paralelas, unos abdominales y las ultimas lagartijas. Termine empapado en sudor, como lo había pronosticado. Faltaban cinco para las 8 así que hice estiramiento y a las 8 en punto entre al templo para oír misa.
En la misa iniciamos con Laudes, y un caballero muy amable me presto el libro de Liturgia de las horas para seguir las lecturas. La misa fue la base de mi día, como lo ha sido los últimos cuatro años. El encuentro con Jesus Eucaristía, a quien todo lo que tengo se lo debo.
Regrese corriendo por la calle de la Vidriera y di vuelta por la calle Paseo Puesta del Sol, la ruta mas sencilla y conocida para el departamento. Iba cuidándome de los perros cortos de patas y blancos de pelo que hace unos días, me persiguieron más de media cuadra.
Llegue y me encontré a un compañero del departamento preparándose para ir a la calle en el baño de mi habitación. Pensé entonces en la pasta de dientes y en mis últimas sugestiones y me relaje.
Entre a bañarme y cuando salí me percate de que el excusado estaba tapado, le baje en cuanto salí de la regadera y desafortunadamente el excusado hizo erupción. Corrí para evitar ser alcanzado por el magma pero tuve que regresar para salvar la toalla y mi pie derecho fue alcanzado por la sustancia proteica residual. No me quedo nada más que lavarme los pies en el lavabo. Me vestí y baje por trapeador y cubeta al cuarto de aseo, ya era tarde… Empiezo a limpiar y a falta de guantes tuve que exprimir el trapeador a mano limpia. Hice la primera recolección y después de la segunda quise enjuagar el trapeador en el lavabo, así que lo exprimí y ocurrió un segundo accidente, se rompió el lavadero, se cayo, y la llave estaba abierta, la cerré inmediatamente, pero alcanzo a caer agua limpia para colaborar con la inundación. El Caos.
Luego me fui al mecánico para llevarlo a la Gran plaza por mi coche, y fue difícil echarlo a andar, se apagaba y se apagaba y teníamos que pasar corriente. Ya cuando íbamos a salir, se me volvió a apagar y causamos un embotellamiento interesante en el estacionamiento. Por fin lo lleve al taller y allí mientras lo arreglaban, continué mi lectura del libro Operación Jesucristo de Og Mandino. En eso llega Luis el mecánico para decirme que la batería ya no funciona, Así que le invertimos $620.00 pesos para comprar una nueva, y eso que era la más baratita. Ni hablar.
Ya eran las once pasadas y no había conseguido comunicarme a la oficina para avisar al jefe. Así que cuento con que el día me será descontado. Fue una mañana rara, así empecé mi día. Pero se que todo tiene un propósito. Llegue al aeropuerto hasta la 1:15 pm. Pero no importa, hay una fuerza en mi interior que me dice que todas las cosas pasan por algo.
El día lo termine viendo la película Expreso de Media Noche que habla sobre un joven que es apresado en Turquía y vive 5 años en una cárcel. La película me dejo un buen mensaje. Tal vez todo lo que me paso en la mañana fue para que valorara la libertad.
El hombre que vivió la prisión de Estambul dice al final en una entrevista:
“I am healthy, I am alive and I am free” (Tengo salud, Estoy vivo y Soy Libre!)
Y yo digo lo mismo… Que me puede faltar?
No se mueve la hoja del árbol si Dios no lo quiere…
EAS
PROPOSITO
Por Eduardo Anaya Sanroman
¿Cual será el propósito del día de hoy? Parece que los primeros minutos de la mañana conspiraron contra mi. De hecho desde ayer como que las cosas no marchaban como yo esperaba. El Coche se me descompuso a un costado de la Gran Plaza y lo tuve que dejar estacionado adentro de la plaza y tomar un taxi nada barato a mi domicilio.
Hoy me levante con algo de trabajo, pero con la esperanza de que es viernes, y empezaron a sucederse una serie irregularidades de esta nueva cotidianeidad tapatía.
Me vestí con ropa deportiva y salí a correr por tercera vez en esta semana, motivado en buena parte por la última película de Mel Gibson que vi antier: Apocalyptica.
Mientras iba girando mis brazos hacia el frente descubrí un nuevo parque hundido en la misma cuadra del departamento en que vivo. Entre a esta nueva dimensión después de haber calentado rodillas y tobillos, a través de unas escaleras de piedra. Ya en el fondo de la breve jungla tome la primera dirección que me latió. Empecé a trotar lentamente hacia la izquierda por un sendero de tierra con partes de cemento y seguí por allí esperando tener un largo circuito frente a mis pulmones. Pero me equivoque ya que después de algunos recovecos salí a una calle principal sin haber recorrido más de 250 metros desde el punto inicial. Pensé que no era suficiente, pero después me di cuenta de que podía aprovechar ese parque hundido para hacer fartlek, una técnica que aplica de cuando en cuando el maestro Roberto Matosas en sus entrenamientos para adultos en el puerto de Veracruz. de la cual leí algo recientemente en la internet.
El terreno se prestaba porque tenía laderas inclinadas con pasto, ideales para hacer ejercicios explosivos de carrera y fortalecer las piernas. El clima estaba fresco, y mucho más en medio de la arboleda que me cubría. Cuando me pare para pensar a donde seguir el parque me dejo sentir un poco de frío por la humedad propia de aquel microclima. Decidí entonces correr cuesta arriba y estrene los bloques de cemento especiales para caminar. Regrese corriendo al centro y di varias vueltas alrededor de un gran árbol, primero para un lado, y después en sentido opuesto.
Acabada la última vuelta salí de regreso por el sendero que me llevo hasta ese lugar. Cruce el punto de entrada al parque hundido y seguí de largo, cuando de pronto se abrieron dos caminos ante mi. Uno que seguía por la parte profunda, y más llamativo por su misterioso encanto y su vista horizontal, y otro que era un ascenso empedrado al cual no se le veía final. Decidí ir por el segundo recordando que hay que sudar para conseguir los resultados esperados, al final del empedrado había un terreno baldío, y para poder seguir tuve que pegarme a la barda trasera de una casa, y correr sobre un canal.
Al final del canal salte una llanta de auto abandonada y me di cuenta de que estaba saliendo al estacionamiento del templo de San Nicolás de Bari. Después de trotar unos pasos sobre el estacionamiento baje nuevamente por el canal y el empedrado hacia el parque hundido para investigar a donde me llevaría el camino de abajo. Seguí el curso y llegue a un lugar completamente tapado por los árboles, en el que había un poste con un farol hecho trizas. Allí di dos o tres vueltas al árbol central y después hice otras pesquisas y averigüe varios pasadizos secretos que daban al estacionamiento del mismo templo.
Subí nuevamente al estacionamiento y luego cruce al atrio del Templo, para salir por enfrente al parque. Empecé a correr y di cuatro vueltas. Dos señores barrían en el parque las hojas que habían caído de los árboles. Después de correr hice como tres minutos saltando la cuerda. Después me colgué de los aros metálicos para ejercitar los brazos. Luego las barras paralelas, unos abdominales y las ultimas lagartijas. Termine empapado en sudor, como lo había pronosticado. Faltaban cinco para las 8 así que hice estiramiento y a las 8 en punto entre al templo para oír misa.
En la misa iniciamos con Laudes, y un caballero muy amable me presto el libro de Liturgia de las horas para seguir las lecturas. La misa fue la base de mi día, como lo ha sido los últimos cuatro años. El encuentro con Jesus Eucaristía, a quien todo lo que tengo se lo debo.
Regrese corriendo por la calle de la Vidriera y di vuelta por la calle Paseo Puesta del Sol, la ruta mas sencilla y conocida para el departamento. Iba cuidándome de los perros cortos de patas y blancos de pelo que hace unos días, me persiguieron más de media cuadra.
Llegue y me encontré a un compañero del departamento preparándose para ir a la calle en el baño de mi habitación. Pensé entonces en la pasta de dientes y en mis últimas sugestiones y me relaje.
Entre a bañarme y cuando salí me percate de que el excusado estaba tapado, le baje en cuanto salí de la regadera y desafortunadamente el excusado hizo erupción. Corrí para evitar ser alcanzado por el magma pero tuve que regresar para salvar la toalla y mi pie derecho fue alcanzado por la sustancia proteica residual. No me quedo nada más que lavarme los pies en el lavabo. Me vestí y baje por trapeador y cubeta al cuarto de aseo, ya era tarde… Empiezo a limpiar y a falta de guantes tuve que exprimir el trapeador a mano limpia. Hice la primera recolección y después de la segunda quise enjuagar el trapeador en el lavabo, así que lo exprimí y ocurrió un segundo accidente, se rompió el lavadero, se cayo, y la llave estaba abierta, la cerré inmediatamente, pero alcanzo a caer agua limpia para colaborar con la inundación. El Caos.
Luego me fui al mecánico para llevarlo a la Gran plaza por mi coche, y fue difícil echarlo a andar, se apagaba y se apagaba y teníamos que pasar corriente. Ya cuando íbamos a salir, se me volvió a apagar y causamos un embotellamiento interesante en el estacionamiento. Por fin lo lleve al taller y allí mientras lo arreglaban, continué mi lectura del libro Operación Jesucristo de Og Mandino. En eso llega Luis el mecánico para decirme que la batería ya no funciona, Así que le invertimos $620.00 pesos para comprar una nueva, y eso que era la más baratita. Ni hablar.
Ya eran las once pasadas y no había conseguido comunicarme a la oficina para avisar al jefe. Así que cuento con que el día me será descontado. Fue una mañana rara, así empecé mi día. Pero se que todo tiene un propósito. Llegue al aeropuerto hasta la 1:15 pm. Pero no importa, hay una fuerza en mi interior que me dice que todas las cosas pasan por algo.
El día lo termine viendo la película Expreso de Media Noche que habla sobre un joven que es apresado en Turquía y vive 5 años en una cárcel. La película me dejo un buen mensaje. Tal vez todo lo que me paso en la mañana fue para que valorara la libertad.
El hombre que vivió la prisión de Estambul dice al final en una entrevista:
“I am healthy, I am alive and I am free” (Tengo salud, Estoy vivo y Soy Libre!)
Y yo digo lo mismo… Que me puede faltar?
No se mueve la hoja del árbol si Dios no lo quiere…
EAS
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