07.02.07
EN GUADALAJARA
Por Eduardo Anaya Sanroman
Aquí ando, he estado ya dos semanas en Guadalajara, una semana que me vine sin Coche, y a la siguiente ya me lo traje, toda vez que ya le habían cambiado el Clutch en Lagos porque andaba muy mal.
Al segundo día de haber llegado a Guadalajara llegue a mi nuevo departamento en la Colonia Lomas Altas y no habían llegado aun ninguno de mis dos compañeros de la empresa. Así que me dispuse a esperar, y para matar el tiempo decidí ir caminando hasta la tienda mas cercana. El más cercano era un Superama que esta sobre Manuel Acuña, mucho mas lejos de lo que esperaba, pero mi caminata fue dichosa.
Resulta que iba yo como a tres cuadras del departamento cuando leí en una esquina la calle PASEO DEL ROCIO, y me trajo algún recuerdo de la infancia. Entonces le marque a mi mama del Radio nextel para confirmar si así se llamaba la calle en la que vivíamos aquí en Guadalajara hace mas de 20 años, y me contesto que si. Yo creí que era una coincidencia y que estaba en otra colonia, pero en eso me dijo que era Lomas Altas, la misma colonia. Entonces sentí una alegría profunda y ganas de ver mi casa.
Mi mama me indico por el radio como llegar y solamente camine una cuadra para dar con ella. Allí estaba, una casa con un frente no muy ancho, con cochera al frente, y de un solo piso. Un farol interior iluminaba la fachada pintada en un color rojizo. El árbol de la banqueta seguía también allí. Solo que veintitantos años más grande. Era de noche y no pude ver su sombra, pero seguramente es bueno estar bajo sus ramas en los días de sol. Ya volveré para checar ese detalle. Los departamentos al costado, todo igual, era como si el tiempo no hubiera pasado. Respire y me puse feliz.
Ese momento fue mágico para mi. Me estuve preguntando muchas cosas ese día, y no tenia muy claro que hacer tras mi reciente cambio a Guadalajara en la empresa (estaba planeado Nuevo Laredo). Luego de pensarlo bien vi que era más conveniente estar aquí que en la frontera norte, por mucho. Sobre todo en virtud de mi búsqueda personal.
Le agradecí a Dios que me permitiera ver mi casa de la infancia en esa segunda noche de mi nueva etapa en Guadalajara. Fue un signo de los tiempos. Una comunicación de que algo bueno saldría de estos acontecimientos en mi vida.
Seguí caminando al supermercado por calles que recorrí cientos de veces de niño. Hice mis compras y regrese con buen paso al departamento, pasando nuevamente por mi casa, para apreciarla. Me vino a la memoria una vez que en una bicicleta yo conducía y Migue iba sentado en el cuadro, recuerdo que perdí el control y chocamos contra una cochera o una banqueta. Busque la esquina de aquel hecho con la mirada y la encontré.
Que gran inicio, volver a la ciudad donde nací. Aquí estoy, para vivir plenamente, para continuar mi búsqueda y para enfrentar lo que venga.
EAS
EN GUADALAJARA
Por Eduardo Anaya Sanroman
Aquí ando, he estado ya dos semanas en Guadalajara, una semana que me vine sin Coche, y a la siguiente ya me lo traje, toda vez que ya le habían cambiado el Clutch en Lagos porque andaba muy mal.
Al segundo día de haber llegado a Guadalajara llegue a mi nuevo departamento en la Colonia Lomas Altas y no habían llegado aun ninguno de mis dos compañeros de la empresa. Así que me dispuse a esperar, y para matar el tiempo decidí ir caminando hasta la tienda mas cercana. El más cercano era un Superama que esta sobre Manuel Acuña, mucho mas lejos de lo que esperaba, pero mi caminata fue dichosa.
Resulta que iba yo como a tres cuadras del departamento cuando leí en una esquina la calle PASEO DEL ROCIO, y me trajo algún recuerdo de la infancia. Entonces le marque a mi mama del Radio nextel para confirmar si así se llamaba la calle en la que vivíamos aquí en Guadalajara hace mas de 20 años, y me contesto que si. Yo creí que era una coincidencia y que estaba en otra colonia, pero en eso me dijo que era Lomas Altas, la misma colonia. Entonces sentí una alegría profunda y ganas de ver mi casa.
Mi mama me indico por el radio como llegar y solamente camine una cuadra para dar con ella. Allí estaba, una casa con un frente no muy ancho, con cochera al frente, y de un solo piso. Un farol interior iluminaba la fachada pintada en un color rojizo. El árbol de la banqueta seguía también allí. Solo que veintitantos años más grande. Era de noche y no pude ver su sombra, pero seguramente es bueno estar bajo sus ramas en los días de sol. Ya volveré para checar ese detalle. Los departamentos al costado, todo igual, era como si el tiempo no hubiera pasado. Respire y me puse feliz.
Ese momento fue mágico para mi. Me estuve preguntando muchas cosas ese día, y no tenia muy claro que hacer tras mi reciente cambio a Guadalajara en la empresa (estaba planeado Nuevo Laredo). Luego de pensarlo bien vi que era más conveniente estar aquí que en la frontera norte, por mucho. Sobre todo en virtud de mi búsqueda personal.
Le agradecí a Dios que me permitiera ver mi casa de la infancia en esa segunda noche de mi nueva etapa en Guadalajara. Fue un signo de los tiempos. Una comunicación de que algo bueno saldría de estos acontecimientos en mi vida.
Seguí caminando al supermercado por calles que recorrí cientos de veces de niño. Hice mis compras y regrese con buen paso al departamento, pasando nuevamente por mi casa, para apreciarla. Me vino a la memoria una vez que en una bicicleta yo conducía y Migue iba sentado en el cuadro, recuerdo que perdí el control y chocamos contra una cochera o una banqueta. Busque la esquina de aquel hecho con la mirada y la encontré.
Que gran inicio, volver a la ciudad donde nací. Aquí estoy, para vivir plenamente, para continuar mi búsqueda y para enfrentar lo que venga.
EAS
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